viernes, 7 de abril de 2017

Guerra de las Malvinas: 100 aviones soviéticos para Argentina, una historia increíble

Publicado en POSICION.PE

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Guerra de las Malvinas

100 aviones soviéticos para Argentina,una historia increíble


Ricardo Sánchez Serra

Recientemente se conmemoró el trigésimo quinto aniversario de la recuperación –luego fallida- de Islas Malvinas  Georgias y Sándwich del Sur por el gobierno militar argentino, que dirigía el Teniente General Leopoldo Fortunato Galtieri.

Fue un suceso que unió a todo el pueblo argentino, una aspiración que las Malvinas regresaran a suelo patrio, tras 149 años desde que las islas fueron invadidas por el imperio inglés. Se acusa que los militares asumieron la decisión para ocultar las violaciones a los derechos humanos. Ellos tomaron el poder en 1976, debido a que esa nación se encontraba en situación anárquica y envuelta en una grave e imparable agresión terrorista.

Errores de cálculo. En primer lugar, Galtieri pensó que por la lejanía y la situación geográfica, los británicos no reaccionarían militarmente. En segundo lugar, que siendo pronorteamericano y admiraba al presidente Ronald Reagan, creyó que Estados Unidos lo favorecería y no apoyaría al Reino Unido, su tradicional aliado en la lucha contra el comunismo.

De otro lado, el Chile de Pinochet apoyaba logísticamente a los británicos, siendo llamado el Caín de América.

Al Perú le copó una solidaridad inmensa. El gobierno del presidente Fernando Belaunde envió a Argentina una flotilla de aviones Mirage, misiles y diversas armas –cuando nadie le vendía debido al embargo de armas- y apoyo diplomático, incluyendo la elaboración del mejor plan de paz aceptado por la Secretaría de Estado de EE.UU, a refunfuñadas por el Reino Unido y consultada con Argentina.

Lamentablemente, el 2 de mayo de 1982, un ataque vil de los británicos al crucero argentino General Belgrano en aguas internacionales y fuera de la zona de guerra, causó la muerte de 323 tripulantes. Argentina estaba conmocionada. En ese día o el 3 de mayo Belaunde llama a Galtieri y este contesta que en tales circunstancias no podían aceptar el plan de paz.



En esos días el suscrito trabajaba como asesor de prensa en la Embajada de Argentina, al lado del jefe de prensa Raymundo Mario Peschiutta y del embajador Luis Pedro Horacio Sánchez Moreno. Dos marinos muy eficientes. Había un ambiente triunfal, hasta, sin duda, el fatídico 2 de mayo. Todos maldecían a los británicos y a la vez se mostraban tristes por las víctimas.

Estando en mi oficina recibo una llamada telefónica de Boris Kosyguin, agregado “cultural” de la Embajada de la Unión Soviética en Lima y le urgía que hablemos en privado. Este diálogo no estará en ningún libro de historia.

Nos encontramos en un restaurante de carnes de la cuadra 11 de la Av. Arenales en Jesús María.

Kosyguin hizo una oferta sorprendente. Me pedía que le dijera al embajador Sánchez Moreno que la Unión Soviética le entregaría a Argentina 100 aviones MIG para su lucha contra los británicos.
Me quedé boquiabierto y le pedí detalles. El soviético señaló que su país tenía esos aviones en Libia, de ahí lo trasladarían a La Habana y luego a Lima.

El gobierno argentino tendría que pedir permiso al peruano para que los aviones aterricen en nuestra capital y posteriormente continúen su viaje a bases aéreas gauchas en donde serían pintados con los colores argentinos. 

¿Cómo sería el pago?, le pregunté. "Después de la guerra hablamos", me contestó. “¿Por qué me dices esto? ¿Por qué tu embajador no habla con el mío?”, le inquirí. Un silencio, un movimiento de manos y una mirada al cielo fueron su respuesta.  

Regresé rápidamente a la embajada –que se encontraba en la cuadra 11 de la Av. Arequipa, hoy instalaciones de la empresa Telefónica- y conversé con Peschiutta, quien inmediatamente me llevó a la oficina del embajador, que me escuchó atentamente y me ordenó que ninguna otra persona de la embajada, ni fuera, de ella se enterara. Él envió un cable cifrado a su gobierno. 

Pasaron los días y Kosyguin urgía desesperadamente por una respuesta, hasta que el embajador me señaló que le contestara que las conversaciones continuaran con los embajadores de Argentina en Moscú o en La Habana. A Kosyguin le disgustó la respuesta.             

Mucho después, me enteré que Galtieri se reunió con la Junta Militar y por unanimidad rechazaron el ofrecimiento de la Unión Soviética, porque hubiera provocado la Tercera Guerra Mundial, ya que los aviones MIG eran fácilmente identificables.




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