miércoles, 31 de enero de 2018

Una experiencia religiosa

Publicado en el diario LA RAZÓN, el 31 de enero de 2018
http://larazon.pe/2018/01/31/una-experiencia-religiosa/


Una experiencia religiosa

Ricardo Sánchez Serra

Estar con el Papa es una experiencia sobrenatural. Visitando  Roma hace años me invitan a una reunión con el Papa San Juan Pablo II. Son tres tipos de reuniones: la Urbi Et Orbi, la privada y con los peregrinos. Yo estuve en esta última gracias a una estimada amiga que tenía una muy buena relación con el gobierno de Giulio Andreotti y que intercedió por un pase. Era un 13 de mayo, aniversario del atentado de Alí Agca.

Juan Pablo II dio unas palabras y luego caminó por el corredor central, saludando a muy contadas personas. “Dios mío, que se me acerque y me dé la mano”, me dije. Mi emoción fue tremenda cuando justo me tocó saludarlo y darle la mano. Detrás de mí muchas personas querían tocarlo. Le expresé “Giá prefetto Callao, Perú”. Y él me expresó “¿Peruano?, Dios bendiga al Perú”. Sentí una extraña sensación; elevado, paz interior, aire fresco, el pecho duro, satisfacción total.



Detrás del Papa venía un carrito, en donde los feligreses daban regalos a S.S. -no es obligación- y yo obsequié lo que tenía en la mano. Meses después me llegó un agradecimiento de la Secretaria de Estado y una bendición. 

Asimismo, siguiendo a San Juan Pablo II se encontraban dos fotógrafos, uno privado y el otro del L'Osservatore Romano. Del primero, mejor ni hablar, y acudí a la sede de este último. Habían largas mesas con los negativos de las fotos y luego fui a Caja para comprar las fotos con el tamaño que deseaba. Las fotografías me llegaron al mes.

La misma sensación que sentí al ver al Papa, me dio años antes al entrar en Jerusalén y solo de pensar que Jesús estuvo allí; visité y recé en el Santo Sepulcro y otros lugares santos en Belén y Nazareth. Y oré, besé y dejé un mensaje en el Muro de Los Lamentos.

Muchos peruanos tuvieron la oportunidad de acercarse a su S.S. Francisco y seguro experimentaron algo propio. Les quedará grabado para toda la vida, serán más religiosos y felices y más buenos que antes.

Espero que la visita del Papa haya despertado el dormido catolicismo de muchos, haya mejorado la fe de los feligreses y haya sembrado semillas cristianas para los no creyentes. 

La visita del Vicario de Cristo fue una bendición para el Perú. Además, hay que mencionarlo, hubo una magnífica organización por parte del Arzobispado de Lima.

@sanchezserra

miércoles, 24 de enero de 2018

Policía en Plaza de Armas: para que no se repita


Publicado en La Razón el 24 de enero de 2018

Federación de Periodistas del Perú http://fpp.org.pe/coronel-pnp-pedir-disculpas-al-padre-luis-gaspar/

Policía en Plaza de Armas: para que no se repita


Ricardo Sánchez Serra

Siempre hemos reconocido el trabajo policial, abnegado y sacrificado, pero debo mencionar el reprobable accionar de algunos oficiales en el evento del Papa Francisco en la Plaza de Armas previo al Angelus, el último domingo.

Estos malos oficiales se creían dueños de la plaza. El día anterior las autoridades del Arzobispado de Lima habían coordinado con la policía –con un coronel muy atento- en la Plaza por dónde sería el ingreso de los obispos, invitados y artistas.

Lo dispuesto fue cambiado, sin aviso alguno. No dejaban entrar a nadie, ni a los organizadores. Había otro coronel, joven, no bien educado y que trataba muy mal a invitados y organizadores.
 

La Plaza estaba vacía, se acercaba el Papa, la gente queriendo entrar, la policía recibía órdenes y contraórdenes. Había tarjetas de invitación amarillas, verdes y azules. Los participantes sabían por qué calles podían ingresar. La policía no dejaba entrar por ninguna. Y cada vez llegaba más gente, formándose una olla de presión a punto de explotar. “Entrarán por el jirón Huallaga”, decían, la policía que custodiaba esta última calle decía que vayan a Junín, después decían la entrada es por el Jirón de la Unión. Un peloteo. Mientras tanto la gente se desesperaba y atropellaba. Debo mencionar, en justicia, que había una robusta suboficial de la policía, que actuó con mayor criterio que sus oficiales, ayudando a entrar a niños con discapacidad, a los artistas, a algunos invitados. Era un amor de Dios.

El eficiente director ejecutivo de la visita papal, el padre Luis Gaspar,  viendo la Plaza vacía, pedía por favor que ingresara la gente. Un coronel, apellidado Ladrón de Guevara, lo agredió y dijo después “alejen a ese curita, porque lo voy a meter preso”. Nuestra solidaridad con el padre Lucho, gran responsable del éxito de la visita papal.



Ese mismo oficial pidió a los bomberos que pongan el vehículo en forma transversal “para que la gente no visualice el paso del Papa y así se retire”. No quería dejar entrar a nadie y él mismo decía que “no tenía que dar explicaciones sobre sus decisiones a nadie”.

Al final no se sabía quién era el jefe de seguridad de la Plaza. Los policías confundidos decían que no dejaban ingresar a la gente por órdenes de Seguridad del Estado, otros mencionaban que los responsables vaticanos de la seguridad papal eran los que habían pedido se cierre el acceso.

Se acercaba el Angelus, la gente se desesperaba más por ver al Papa. “El Papa es del pueblo”, gritaban y rompieron el cordón de seguridad en el jirón de la Unión. Entretanto, los organizadores dejaban entrar a la zona VIP a los más ancianos –que se encontraban parados horas de horas en la Plaza de Armas. 

Ese coronel me hizo acordar a un oficial en el Callao que le decían “capitán veneno”. Era malo, malo de verdad.

@sanchezserra






miércoles, 17 de enero de 2018

Debe cerrarse la Embajada del Corea del Norte en Lima

Publicado en LA RAZÓN, de Lima-Perú, el 17 de enero de 2018

Debe cerrarse la Embajada del Corea del Norte en Lima


Ricardo Sánchez Serra

El solo hecho de amenazar a diplomáticos norteamericanos y sus familias, aquí o en la Cochinchina, o peor aún planificar atentados, es gravísimo.

Recién entendemos por qué dos diplomáticos norcoreanos fueron expulsados por el Gobierno del Perú y, asimismo, por qué la Embajada de Estados Unidos de América puso un alerta a su personal: “En respuesta a la información reciente sobre amenazas, y hasta nuevo aviso, se requiere temporalmente que el personal de la Embajada utilice vehículos para ir y volver de la Embajada. Caminar, correr y andar en bicicleta desde y hacia la Embajada están estrictamente prohibidos.”

Por su parte, la Cancillería peruana solo atinó a expresar que: “El Gobierno del Perú adopta esta medida (la expulsión) al haber comprobado que el personal diplomático de esa Embajada ha desarrollado actividades incompatibles con sus funciones diplomáticas”.



Otros países como Italia, España, Myanmar y México también expulsaron a los diplomáticos norcoreanos, pero por la actitud beligerante de Kim Jong-un “el chico cohete” y sus  continuas violaciones de las Resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En el caso de España fue todo el personal, por lo que a partir de octubre la embajada en Madrid permanece cerrada.

Dado que el régimen norcoreano es totalitario, nos parecería inverosímil que sus diplomáticos en Lima actúen por sí solos. Es seguro que recibieron directivas de Pyongyang. Si bien nuestros servicios de inteligencia desbarataron el plan norcoreano, no entendemos por qué no se cierra esa embajada en Lima. Lo que ha hecho Corea del Norte es una afrenta al Perú, una violación a nuestra soberanía, un irrespeto total al país.

Esa nación asiática no tiene inversiones en Perú, las relaciones comerciales son casi nulas. No nos une nada y más bien nos divide su beligerancia, mientras que el Perú es hoy miembro del Consejo de Seguridad que acaba de “reafirmar su compromiso con la promoción de la paz y estabilidad internacional”.

El presidente Alan García, durante su primer gobierno,  compró a Norcorea 20 mil fusiles Kalaschnikov AK-47 para las fuerzas policiales y estableció relaciones diplomáticas. Después, las relaciones son inexistentes.

La Embajada de Corea del Norte debe ser cerrada. Tenemos el derecho de vivir tranquilos, tanto peruanos, como extranjeros.


@sanchezserra


jueves, 11 de enero de 2018

Caso Sodalicio, al que se debe castigar es a Figari


PUBLICADO EN PERUINFORMA.COM
http://www.peruinforma.com/caso-sodalicio-al-se-castigar-figari-ricardo-sanchez-serra/


Caso Sodalicio, al que se debe castigar es a Figari


Ricardo Sánchez Serra

A pocos días de su llegada al Perú, el Papa Francisco ordenó intervenir al Sodalicio de Vida Cristiana.

La noticia sorprende, debido a que no hay nada nuevo bajo el sol y que justifique una intervención mediante un comisario apostólico, el colombiano monseñor Noel Antonio Londoño Buitrago, obispo de Jericó.

Las denuncias contra algunos miembros del Sodalicio por acoso sexual, están documentadas por peritos internos y externos. Es más, la Santa Sede había enviado un visitador apostólico, monseñor Fortunato Pablo Urcey, obispo de Chota, quien evacuó un informe. 

Luego, nombró al entonces obispo de Indianápolis (hoy cardenal) Joseph Tobin como delegado ad nutum del Vaticano, bajo cuya guía seguía hasta hoy el Sodalicio.

Es de público conocimiento que esta agrupación religiosa enfrentó el problema de las víctimas atendiéndolas psicológica y económicamente. Es más, declaró a Luis Figari como culpable de los delitos que cometió, lo declaró non grato y pidió a la Santa Sede su expulsión de la institución.

Entonces, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (Santa Sede), en acuerdo expreso con el Papa, solo prohibieron a Figari a contactarse con miembros del Sodalicio y lo confinaron a una casa en Roma, con la prohibición que regrese al Perú.




Alessandro Moroni, su Consejo, estaban reformado la institución, como mencioné, con el Cardenal Tobin.

Lo que debió hacer la Santa Sede es expulsar a Figari, entregarlo a la justicia y poner fin así a su exilio dorado. Por eso me extraña que ahora, en lugar de castigar ejemplarmente a Figari, intervengan a la asociación religiosa, mediante un comisario.

Recuerdo la entrevista al Cardenal Tobin, en donde señalaba que solo se aplica el comisariato “cuando hay una cierta ingobernabilidad” y que esa necesidad no la veía. Y no se ve.


Por supuesto que no es el fin de la institución religiosa, ni debe serlo. Hay mucha gente buena y santa que debe continuar con su labor pastoral en el Sodalicio.

@sanchezserra