http://www.posicion.pe/2017/04/el-genocidio-olvidado/
El genocidio olvidado
Ricardo
Sánchez Serra
“¿Quién
se acuerda hoy del aniquilamiento de los armenios?”, preguntó Hitler a sus
generales al presentar la “Solución Final”, el holocausto contra el pueblo
judío.
Han
pasado 102 años del inicio del genocidio a los armenios perpetrado por el Imperio Otomano y es una
masacre que el tiempo va borrando de la historia por la política negacionista
turca, por la apatía de la comunidad internacional, el interés de muchas
naciones de no molestar y llevarse bien con Turquía y la desidia o
inadvertencia de la gente.
Empezó
el 24 de abril de 1915, con el secuestro y muerte de cientos de intelectuales,
profesionales y religiosos armenios, realizados por los otomanos. El
aniquilamiento se extendió hasta 1923. A
miles se les deportó al desierto – en las tristemente célebres “caravanas de la
muerte”- para que sucumban de hambre e inanición. Los niños y las mujeres eran
eliminados, los más pequeños fueron raptados y convertidos al islamismo. Las
iglesias fueron destruidas o convertidas en establos. Todas las propiedades
incendiadas y expropiadas. Murieron un millón y medio de armenios.
La
razón detrás de la matanza fue que los turcos eran musulmanes y los armenios, cristianos.
El 95% de la milenaria cultura armenia fue destruida; estamos refiriéndonos a
2600 iglesias, 1500 colegios, 66 ciudades y 25000 aldeas y el 80% del
territorio histórico armenio fue usurpado por los turcos.
El
exterminio fue dirigido, además, contra otros cristianos como los caldeos,
asirios y griegos, fueran protestantes, católico romanos, ortodoxos, o de la
Iglesia asiria. El Estado turco, sucesor del Imperio Otomano, niega el
genocidio diciendo que fueron “luchas étnicas", postura que es desmentida
por historiadores como Toynbee y Bryce, diplomáticos (Morghentau), misioneros,
testigos de la masacre, entre muchos otros intelectuales.
Es
más, existe un memorándum de 1915 del ministro del Interior, Talaat, que decía
“ha sido precedentemente comunicado que el Gobierno, por orden de la Asamblea,
ha decidido exterminar totalmente a los armenios. Quienes se opongan a esta
orden, no pueden ejercer función alguna de gobierno. Sin miramientos hacia las
mujeres, niños e inválidos, por trágicos que sean los medios de traslado, se
debe poner fin a su existencia. ”
Igualmente,
entre abundantes documentos hay otro: “se decidió exterminar a todos los
armenios, sin dejar uno solo con vida. El Partido Unión y Progreso reconoció al
gobierno la más amplia legitimidad al respecto. El gobierno dará a los
gobernadores y comandantes de ejército las indicaciones necesarias referentes a
la organización de la matanza. Los representantes del Partido se ocuparán, en
los lugares en que se hallen, de colaborar en este asunto e impedir que
cualquier armenio reciba ayuda o cooperación” (Febrero de 1915. Dr. Behaeddin
Shakir enlace entre el Gobierno y el Partido Unión y Progreso).
El
Papa Francisco tuvo una significativa intervención, que dio la vuelta al mundo,
al rememorar el genocidio armenio: “recordarlo es necesario” porque “si no hay
memoria significa que el mal todavía tiene abierta la herida; esconder o negar
el mal es como dejar que una herida continúe sangrando sin curarla”.
Continuó
“fue un genocidio causado por la indiferencia general y colectiva, por el
silencio cómplice de Caín que exclama: ‘¿A mí qué me importa?’; ‘¿Soy quizás yo
el custodio de mi hermano?’”.
El
gran actor y cantante Charles Aznavour evoca el sufrimiento armenio en una de sus
canciones: “Ellos han caído sin saber por qué, hombres mujeres y niños que sólo
querían vivir… Mutilados, masacrados, los ojos cubiertos de espanto… Ellos han
caído invocando a su Dios. En el suelo de su Iglesia o en la entrada de su
puerta. En manadas del desierto, titubeando, en cohorte. Vencidos por la sed,
el hambre, el hierro, el fuego.”
Como
es conocido el pensamiento: "Aquel que no conoce la historia, está
condenado a repetirla", es menester que este genocidio y todos los
genocidios no sean olvidados, debe incluirse en los libros escolares de historia, para que las nuevas generaciones
no solo sean forjadoras de paz y de defensa de los derechos humanos, sino para
que, en este caso, se presione al Estado turco por el reconocimiento del
genocidio y empiece una era de reconciliación.
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