Agenda de PPK: Luchar contra la
improvisación y la impunidad
Ricardo Sánchez Serra
Este Gobierno puso en agenda destrabar la economía, el mandato electoral del 2016 era volver a crecer. Esperábamos eso después de Humala: con baja intensidad económica, disminución de precios internacionales y pérdida de confianza en la política que incidió en la economía.
Los sector A y B pusieron todas sus esperanzas en PPK y en la segunda vuelta convencieron a otras fuerzas y con lo mínimo necesario ganaron a Keiko. Se había instalado la centroderecha en el Gobierno.
El segundo semestre del año 2016, no fue un acierto para el gobierno de los tecnócratas, fue más de lo mismo, perdidos en los pliegos burocráticos, ampliaron el espacio de desconfianza en el empresariado y el desaliento en las clases dirigentes de nuestras provincias.
Parecía que nos íbamos con el Gobierno sin luces en una noche larga hasta estrellarnos en otro año electoral el 2018. Sin embargo, la historia y la geografía nos han dado una nueva agenda.
La historia nos ha puesto en evidencia que más tarde que temprano, la corrupción en el Perú, revela a los protagonistas de robos y otras granjerías, gracias a terceros como Suiza, EEUU y Brasil, se verifica lo que opinión pública sabia: la impunidad que cubría a los malos políticos entre ellos a los últimos expresidentes de la Republica que beneficiaban a sus auspiciadores, socios y familiares.
Muchas de las obras dadas a Odebrecht no solamente fueron sobrevaluadas, sino que son innecesarias para resolver las situaciones críticas de la población semejando a las privatizaciones de los servicios públicos de Fujimori donde el principal beneficiario es el concesionario.
La geografía y los recientes desastres naturales nos ha recordado que el Perú es un territorio difícil, que costó mucho a los antiguos peruanos coexistir, tener una capacidad de entenderse con su suelo y respetarlo, razón por la cual las viejas civilizaciones lograron crear un imperio. Hoy, no es que los ríos se metan en las casas es que las casas se meten a los ríos, y eso es el desastre: la improvisación.
Ahora este Gobierno de centroderecha tendrá la necesidad de ponerse un traje de “centroizquierda” y trabajar especialmente por la gente del segmento C, D y E, pero además deberá trabajar con ellos, posibilitando empleo a todos aquellos agricultores y trabajadores de provincia, generando oportunidades a micros y pequeños empresarios de las ciudades satélites a las capitales de región.
Constituyendo una agenda social con las autoridades sub-nacionales que evite que la inversión pública sea una “merienda de pocos” y que reparta el presupuesto de manera ordenada y eficaz. Sin repartijas ni coimas del pasado.
Planificación y justicia social es la agenda que hoy impone la historia y la geografía al Gobierno del Perú: la lucha contra la improvisación y la impunidad. Ambos males tienen una larga data y es el momento de acabar con ellas.
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