Que la Cancillería defienda lo justo
Ricardo Sánchez
Serra
La mayoría de las
cancillerías del mundo tienen problemas con el poder político de turno por las
presiones de imponer a determinadas personas como embajadores en países claves.
Hay naciones que han
determinado que solo los diplomáticos de carrera pueden representar a su país.
En el Perú el presidente tiene la facultad de nombrar un 20% de embajadores
políticos, antes era el 35% si la memoria no me traiciona.
Cuando el
mandatario Pedro Pablo Kuczynski nombra como canciller al embajador Ricardo
Luna y este a Néstor Popolizio como vicecanciller, ingresaba una nueva era al
Ministerio de Relaciones Exteriores, profesionalizando el servicio diplomático,
priorizando la “meritocracia” en los ascensos y “atender con más sensibilidad a
la comunidad migrante peruana”, como ellos mismos lo manifestaban.
PPK prometió un servicio diplomático profesionalizado. No debe defraudar.
En su primer
discurso el ministro Luna adelantó que PPK tomó la decisión de nombrar en
puestos claves a distintos embajadores de carrera y que ha apostado por un
servicio profesionalizado.
Era una buena señal
que la Cancillería no nombre embajadores a la carrera –como ocurría antes-,
sino de carrera.
Por ello no se
entendía por qué se nombraba a la decoradora Maki Miró Quesada como embajadora
en Buenos Aires, remplazando a José Luis Pérez Sánchez Cerro, un embajador con
45 años al servicio diplomático y exsecretario general de la Cancillería, que
no había concluido su misión. Ante la protesta puntual y justa la cancillería
retiró el nombramiento que ya había sido anunciado ante el Gobierno argentino,
de acuerdo a la versión de una revista.
El mismo medio
señala ahora que la banquera Susana de la Puente, al fracasar su nombramiento
como embajadora en las Naciones Unidas, ahora quiere ser nuestra representante
en el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Otro desatino que desdice
las intenciones del presidente de apostar por un servicio profesionalizado, y
como se afirma que la Cancillería está resistiendo y mostrando su desacuerdo,
la aplaudimos.
No se trata de
oponerse a una facultad que tiene el Jefe de Estado, pero hablamos de que
embajadores experimentados deben permanecer o ser nombrados en países claves y
que quede claro que no se trata tampoco de desmerecer a personas con distintas
profesiones que aspiran a cargos diplomáticos políticos.
En estos casos, hay
que respetar a los diplomáticos que
cumplen funciones en el exterior. Hoy se pretende cambiar a Claudio De la
Puente Ribeyro, con 38 años en el Servicio Diplomático y exviceministro de
Relaciones Exteriores, recién nombrado embajador en Gran Bretaña a fines del
2015, un país clave, que pasa por un tema sensible como el Brexit y con el cual
tenemos que estrechar relaciones, con miras a un Tratado de Libre Comercio y
para ello es menester no relevar al veterano y hábil embajador.
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