Federación de Periodistas del Perú
http://fpp.org.pe/2017/01/18/diplomaticos-y-diplomaticos/
Diplomáticos y "diplomáticos"
Ricardo Sánchez
Serra
En mi concepto la
diplomacia es una de las más hermosas profesiones. Los diplomáticos representan
al Estado en otro país y, asimismo, ante los organismos internacionales.
Si bien se cree que
su función es placentera, no todo es color de rosa. Sufren el desarraigo con su
familia, la esposa muchas veces no puede trabajar en su profesión y los hijos
sufren cambios intempestivos de colegios. Otros no se atreven a declarar a su convivientes,
para evitar ser coaccionados en su estancia en el exterior.
Igualmente, hay muchos
casos de estrés, por el trabajo incesante y porque no se representan a sí
mismo, sino la responsabilidad de encarnar los intereses de todo un país.
Lo mejor que pueden
hacer las cancillerías es atender la salud mental de los funcionarios que vayan
a representar al país en el exterior.
Otro tema
importante es que ningún funcionario en el Estado debería seguir trabajando si
tiene proceso por alimentos, violencia familiar, reconocimiento de hijo,
violación o delitos contra la vida, la familia o el Estado en general.
Muchos creen que
los diplomáticos están en una urna, por lo que no sienten los problemas del
país y están alejados de la realidad nacional. Recuerdo una conversación con el
expresidente del Congreso Francisco Belaunde Terry, quien señaló que los
diplomáticos antes de salir al extranjero, deberían ser prefectos o
gobernadores del interior del país.
El Embajador René
Hooper López, en su libro “Apuntes Diplomáticos” señala que los atributos de un
diplomático deben ser: Veracidad, honestidad, lealtad, modestia, inteligencia,
equilibrio, precisión, cultura, don de gentes, tacto, buenas maneras, y, sobre
todo… ¡Patriotismo!
Hay trabajos
palpables e intangibles de un diplomático en el exterior: al margen de mantener
las buenas relaciones, de toda índole, se está dando énfasis al tema comercial.
En su trabajo
cotidiano se encuentra la relación con el gobierno, buena relación con el Jefe
de Estado y sus ministros, y con la sociedad en general, personalidades
políticas, militares, culturales, periodísticas (hay que mejorar y vender la
imagen del país), empresariales (formar una cámara comercial de ambos países si
no la hay), etc.
Y la mejor
evaluación que se la hace a un jefe de Misión es si se han estrechado las
relaciones con el país asignado, si han aumentado la balanza comercial y las
inversiones, si se ha logrado mayores acuerdos comerciales y de protección de
inversiones, aduaneros, tratados de libre comercio. Igualmente, si se han obtenido
acuerdos como protección del patrimonio cultural, convenios de cooperación turística,
cultural, científica, técnica y educativa. Además si se ha mejorado la
visión-país.
Los diplomáticos
que se crean ungidos para un cargo en el exterior, o que su designación la
consideran solo un premio, o también un castigo, y no hacen nada por su país,
están condenados al fracaso y a malograr las relaciones con el Estado al cual
fue asignado. Estos… ¡no son patriotas! como diría el embajador Hooper.
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