Publicado en LA RAZÓN, de Lima-Perú, el 31 de octubre de 2018
Bolsonaro, la esperanza de Brasil
Ricardo Sánchez Serra
El nuevo presidente
de Brasil, Jair Bolsonaro, ha causado terror a las izquierdas, ha puesto en
alerta a las organizaciones rojas pro derechos humanos, ha asustado a los gais,
y ha dejado escépticos a muchos.
No hay nada que alarmarse,
Bolsonaro gobernará Brasil, no al mundo. Triunfó sobre un desgastado Partido de
los Trabajadores (PT), imbuido en corrupción y que administró el país durante
trece años, sin valores, con resultados desastrosos -además que lo carcomió la
corrupción- hundiendo internacionalmente al país. Así lo dejaron, un Brasil
opacado y sin influencia internacional.
Brasil quería un
cambio: seguridad, lucha contra las drogas, una economía fuerte –primero
sanearla-, dirigido con valores y volver a ser potencia. A sus habitantes no
les importó los millones que gastaron en campaña los del PT (dicen que cerca de
30 millones de dólares), frente a un millón del partido Social Liberal.
¿Cómo tratar una
economía enferma? Bolsonaro tendrá que tener mucho cuidado por el tremendo
endeudamiento de los gobiernos anteriores. Reducirá el gasto público. Por lo
pronto comenzará a privatizar las empresas públicas (“Proyecto Fénix”),
no sabemos si lo hará escalonado o de golpe. Se necesitan medidas fuertes, como
las que hubo en Perú en 1992, sin conmoción social.
A Macri, por
ejemplo, los engreídos sindicatos argentinos, le hacen la vida imposible; así
que tendrá que verse en el espejo argentino para evitar las sediciones. Su
primer viaje al exterior será para visitar al Chile de Sebastián Piñera, seguro
para pedirle consejos, porque esa economía es ejemplar.
Pretende
revitalizar los valores. Volverá la educación moral y cívica, borrará del mapa
a la ideología de género, prohibirá el adoctrinamiento sexual en colegios y
fortalecerá a la familia. “El principal objetivo del Ministerio de Educación
será transmitir “los valores de la familia” en la enseñanza”. Ello se encuentra
en su documento “Camino a la
prosperidad”.
Compondrá la
política exterior, que ya no tendrá tinte ideológico. Se acercará a los
gobiernos democráticos de derecha y se alejará del Mercosur. Se retirará de las
Comisiones de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Con respecto al
Perú, el presidente Martín Vizcarra ya le extendió la mano y el objetivo es
tener la mejor de las relaciones, al mantener, asimismo, la frontera más amplia
con ese país y trabajar por el desarrollo de esas zonas marginales.
Bolsonaro, yo quiero
un presidente como tú.
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