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Un récord inolvidable
Ricardo Sánchez Serra
Como nadie es profeta en su
tierra, es importante mencionar los logros de los propios peruanos que triunfan
en sus profesiones. Si no lo hacemos nosotros, que tenemos la oportunidad de
difundirlo ¿quién lo podrá hacer? Además lo elogios siempre tienen que ser
cuando el protagonista está vivo, para que él mismo disfrute de los merecidos
halagos.
Hace 30 años el destacado
periodista radial Raúl Paredes batió el récord mundial
de permanencia en el micrófono: 110 horas y 20 minutos de locución (del lunes
25 al sábado 30 de agosto de 1986). El récord fue certificado por notario público.
Fue en radio Aeroestereo de Arequipa y tal acontecimiento épico se denominó “El
Reto”.
El
entonces muchachito, conocido como el Hombre Elástico, quería hacer algo en su
vida y dar ejemplo a los demás jóvenes. Quería romper el récord que ostentaba un
periodista colombiano, que era de 108 horas y él se decía: “Si quieres lograr
algo simplemente hazlo, sin temor, ya en el camino irás encontrando la fuerza
que te falte y llegarás más lejos de lo que te imaginas”.
Al
principio los oyentes pensaban que Paredes era un loquito, pero a la par que
pasaban las horas, la gente comenzó a tomar conciencia que lo que quería hacer
era cierto.
Al
segundo día comenzó a dolerle los hombros, la voz se resquebrajaba;
posteriormente pensó en abandonar el reto, pero comenzó a llegar gente entre
tanto, se aglomeraban alrededor de la radio, le tocaban el claxon. Le
comenzaron a dar fuerzas y él pensó que tenía que seguir adelante y no podía
defraudarlos.
No
podía comer sustancias sólidas, todo era batido. Dos o tres médicos se turnaban
para asistirlo. Igualmente los notarios se relevaban. Podía “descansar” (ir al
baño o bañarse cada doce horas) unos diez minutos de acuerdo al reglamento.
Cuando
estaba casi abatido, llegaron varios niños de colegios a verlo y eso lo motivó
a seguir. Cuando el notario le dijo que ya había sobrepasado el récord del
colombiano y que lo que continuaría sería su propio récord, seguía hablando sin
parar. Su reloj biológico ya estaba alterado. El sábado 30 de ese memorable
agosto los ejecutivos de la radio se lo llevaron a la clínica. Él quería
continuar, pero su salud peligraba. Ya había cumplido la hazaña.
Nos
enseñó en la vida que la perseverancia es una virtud, una fortaleza para lograr
lo que te propongas. ¡Gracias Raúl por tu enseñanza!
Twitter: @sanchezserra
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