miércoles, 24 de diciembre de 2014

La paz mundial y los papas Francisco y Juan XXIII

Publicado en el diario LA RAZÓN, de Lima-Perú, el 24 de diciembre de 2014
La paz mundial y los papas Francisco y Juan XXIII

Ricardo Sánchez Serra

La diplomacia vaticana es la mejor del mundo, siempre estuve convencido de ello y lo acaba de ratificar con el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, que hasta hace poco era impensable.

Al mismo tiempo, los mandatarios de Cuba, Raúl Castro y de Estados Unidos, Barack Obama, agradecieron la intervención del Papa Francisco. Este último destacó “su apoyo en las conversaciones sobre la liberación de Alan Gross y en el diálogo con Cuba”, mientras que Castro agradeció su apoyo para "mejoramiento" de las relaciones entre los dos países. Claro está que el gobierno de Canadá tuvo una actuación, asimismo preponderante, en la solución de este conflicto. 
 
 

El punto de partida, a mi parecer, fue marzo de este año, cuando Obama visitó El Vaticano y conversó privadamente con el Papa sobre la actualidad internacional y el derecho humanitario en zonas de conflicto. Mucho cooperó, igualmente, el Secretario de Estado John Kerry, de confesión católica y ambos mostraron su admiración por Francisco. Esta reunión fue el inicio y vital para las conversaciones que sobrevinieron con el feliz desenlace. Esperemos que el Papa Francisco ayude también al pueblo saharaui a resolver su injusto sufrimiento.

Ya otro Papa, San Juan XXIII, tuvo un papel sobresaliente al evitar la III Guerra Mundial, allá por el año 1962, durante la crisis de los misiles. Un hecho poco difundido y que publicamos en La Razón en octubre de 2012 (ver: http://rsanchezserra.blogspot.com/2012/10/publicado-en-el-diario-la-razon-de-lima.html). Juan XXIII alarmado envió un mensaje radial urbi et orbi y a las embajadas de EEUU y de la URSS: “Nosotros suplicamos a todos los gobernantes que no se hagan los sordos a este grito de la humanidad. Que hagan todo lo que esté en su poder para salvaguardar la paz. Evitarán así al mundo los horrores de una guerra, de la que nadie puede prever cuáles serán las terribles consecuencias”. Ambas flotas, la norteamericana y la soviética, que se encontraban frente a frente, se retiraron al mismo tiempo, evitando la conflagración.

 

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