http://larazon.pe/2018/12/05/uruguay-paranoia-y-odios-politicos/
Uruguay, paranoia y odios políticos
Ricardo Sánchez Serra
La gente está
cansada de noticias sobre violencia y corrupción a niveles inimaginables y los
periodistas estamos de plácemes porque hay trabajo y adrenalina.
Felizmente la
macroeconomía va bien y, asimismo, a pesar de todo el ruido político las
inversiones continúan viniendo.
Y se vienen más
destapes con el próximo acuerdo entre las fiscalías peruanas y brasileñas que
permitirán descubrir a todos los corruptos que tenían cuentas en Suiza. Y esto
sí será decisivo en la lucha contra la corrupción.
En referencia al
frustrado asilo del expresidente Alan García, por un lado Uruguay tiene
tradición de asilo y probablemente el presidente Tabaré Vázquez, no diré amigo,
pero sí conocía a García pues coincidieron como mandatarios entre el 2005 y
2010. Pero, no se tomó en cuenta las próximas elecciones en Uruguay, la presión
internacional y la amistad con el Perú (que en este caso, sin calcular esta
amistad, el Gobierno uruguayo aplicó el tema jurídico, preservando ambos ítems).
Era complicado que
Uruguay aseverara que en el Perú, como dijimos, haya persecución política desde
el Gobierno. No la hay. Pero sí del Poder Judicial, que no mide a todos con la
misma vara, discrimina, unos están con prisión preventiva y otros libres, con
la misma acusación. O todos deben estar presos o todos con prisión
domiciliaria, con grilletes y visitas restringidas. Sería lo justo. Que no se
envalentone el fiscal Pérez de enviar inmediatamente a prisión a García, si
bien muchos lo aplaudirán -como lo hicieron con Keiko Fujimori- será su peor
error, en lo jurídico.
Además, conociendo
la tradición uruguaya de respeto a los derechos humanos, su gobierno iba actuar
con el derecho internacional en la mano y como soberano, no sujeto a presiones
de ningún tipo. Así que ningún movimiento político u ONG peruano o uruguayo
puede jactarse de que por “mi” gestión rechazaron el asilo. Nadie les va a
creer.
Por otra parte, es
una canallada que se pretenda acusar al correcto y profesional embajador de
Uruguay, Carlos Barros, de “ayudar” a Alan García. Cualquier peruano puede
tocar la puerta de una Embajada y pedir asilo o refugio.
La paranoia está
llegando a un grado alto, el odio también. Si queremos una sociedad sana, basta
de especulaciones y de transmitir violencia, como decía el Papa Francisco, los
rumores son una especie de terrorismo. El daño que se hace es infinito.
@sanchezserra
No hay comentarios:
Publicar un comentario