Publicado en La Razón el 24 de enero de 2018
Federación de Periodistas del Perú http://fpp.org.pe/coronel-pnp-pedir-disculpas-al-padre-luis-gaspar/
Policía en Plaza de Armas: para que no se repita
Ricardo Sánchez
Serra
Siempre hemos
reconocido el trabajo policial, abnegado y sacrificado, pero debo mencionar el
reprobable accionar de algunos oficiales en el evento del Papa Francisco en la
Plaza de Armas previo al Angelus, el último domingo.
Estos malos
oficiales se creían dueños de la plaza. El día anterior las autoridades del
Arzobispado de Lima habían coordinado con la policía –con un coronel muy atento-
en la Plaza por dónde sería el ingreso de los obispos, invitados y artistas.
Lo dispuesto fue
cambiado, sin aviso alguno. No dejaban entrar a nadie, ni a los organizadores.
Había otro coronel, joven, no bien educado y que trataba muy mal a invitados y organizadores.
La Plaza estaba
vacía, se acercaba el Papa, la gente queriendo entrar, la policía recibía
órdenes y contraórdenes. Había tarjetas de invitación amarillas, verdes y
azules. Los participantes sabían por qué calles podían ingresar. La policía no
dejaba entrar por ninguna. Y cada vez llegaba más gente, formándose una olla de
presión a punto de explotar. “Entrarán por el jirón Huallaga”, decían, la
policía que custodiaba esta última calle decía que vayan a Junín, después
decían la entrada es por el Jirón de la Unión. Un peloteo. Mientras tanto la
gente se desesperaba y atropellaba. Debo mencionar, en justicia, que había una
robusta suboficial de la policía, que actuó con mayor criterio que sus
oficiales, ayudando a entrar a niños con discapacidad, a los artistas, a
algunos invitados. Era un amor de Dios.
El eficiente
director ejecutivo de la visita papal, el padre Luis Gaspar, viendo la Plaza vacía, pedía por favor que
ingresara la gente. Un coronel, apellidado Ladrón de Guevara, lo agredió y dijo
después “alejen a ese curita, porque lo voy a meter preso”. Nuestra solidaridad
con el padre Lucho, gran responsable del éxito de la visita papal.
Ese mismo oficial
pidió a los bomberos que pongan el vehículo en forma transversal “para que la
gente no visualice el paso del Papa y así se retire”. No quería dejar entrar a
nadie y él mismo decía que “no tenía que dar explicaciones sobre sus decisiones
a nadie”.
Al final no se sabía
quién era el jefe de seguridad de la Plaza. Los policías confundidos decían que
no dejaban ingresar a la gente por órdenes de Seguridad del Estado, otros mencionaban que los responsables vaticanos de la seguridad papal eran los que habían
pedido se cierre el acceso.
Se acercaba el
Angelus, la gente se desesperaba más por ver al Papa. “El Papa es del pueblo”,
gritaban y rompieron el cordón de seguridad en el jirón de la Unión. Entretanto,
los organizadores dejaban entrar a la zona VIP a los más ancianos –que se
encontraban parados horas de horas en la Plaza de Armas.
Ese coronel me hizo
acordar a un oficial en el Callao que le decían “capitán veneno”. Era malo, malo
de verdad.
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