http://larazon.pe/2019/01/09/la-comunidad-internacional-y-el-criminal-erdogan/
La comunidad internacional y el criminal Erdogan
Ricardo Sánchez Serra
Los crímenes que ha
cometido el presidente turco Recep Tayyip Erdogan en su país y en el exterior,
solo ha suscitado escándalo en la prensa internacional, pero ningún organismo
mundial ha proscrito a ese dictadorzuelo, ni se han aplicado sanciones a ese
país.
¿Es acaso Turquía
intocable? Algunos países le pagan por contener a los refugiados sirios que van
a Europa y geopolíticamente es un país clave en el Medio Oriente y los países
del Golfo, por lo que con la complacencia de las potencias mundiales viola los
derechos humanos, atenta contra la soberanía de otros estados y pretende no
solo eliminar a la minoría kurda, sino también a todos los movimientos
democráticos y hasta culturales como Hizmet o Gullen.
Erdogan chantajea a
las potencias como el tema migratorio con Europa, seduce a Rusia en su coqueteo
a Irán y su proyección geopolítica, enfada y se acerca a Estados Unidos con sus
malabares, pero en una cuerda floja que no le va a durar todo el tiempo.
¿Cómo viola la
soberanía de los estados? Agentes de su servicio de inteligencia (MIT) ingresan
a cualquier país buscando a pacíficos ciudadanos turcos –inclusive los arraigados
muchos años atrás- y los secuestran, se los llevan a Turquía, en donde sufren
los peores vejámenes y torturas. Los raptos sucedieron en Kósovo, Malasia, Azerbaiyán,
Moldavia, Turkmenistán, Ucrania, Gabón, entre otros estados (80 ciudadanos de
18 países); fracasaron en Mongolia y/o presionan a las naciones a expulsarlos.
Muchos turcos han
huido al Perú (algunos se salvaron cruzando el Bósforo a nado)y se hallan en
calidad de refugiados -reitero por la feroz represión en Turquía- trabajando
pacíficamente, aunque subempleados, a pesar de ser profesores de historia,
matemáticas, literatura antigua, profesionales en general, y no se entrometen
en política. El tiránico régimen turco debe saber que esos ciudadanos están
bajo la protección del Perú.
Erdogan sobornó con
15 millones de dólares a un general norteamericano para el fracasado secuestro
del líder del movimiento Hizmet, Fetullah Gullen, un sabio, teólogo y
predicador pacífico del Islam.
De acuerdo a
organizaciones de prensa y de derechos humanos, Turquía tiene el deshonor de
ser la prisión más grande del mundo para los periodistas, por tercer año
consecutivo. Hace poco fracasó en Gran Bretaña la extradición de un propietario
de medios de comunicación turcos, cuyo gobierno le incautó todo. Hamdi Akin
İpek tenía una reputación intachable y el juez ingles resolvió no conceder la
extradición por “riesgo real de violaciones del Convenio Europeo de Derechos
Humanos”.
Turquía debe ser
condenada por la comunidad al ostracismo, Erdogan juzgado por crímenes atroces
en el Tribunal Penal Internacional y que los funcionarios de su gobierno no
puedan transitar en países democráticos y congelar sus fondos y activos en entidades
financieras y bancarias.
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