Sigue imperando el terror en Turquía
Ricardo Sánchez
Serra
Dos años después
del autogolpe en Turquía, el más que presidente, el sultán Recep Tayyip Erdogan,
prosigue su camino hacia el totalitarismo, concentrando todo el poder en él,
además de eliminar a todos sus opositores, no solo metiéndolos presos, sino
persiguiéndolos en todas partes del mundo y no solo a ellos, sino a los que no
comulgan con él.
Y así como viola
gravemente los derechos humanos en su país, continúa violentando la soberanía
de otros países secuestrando a pacíficos ciudadanos turcos: a maestros o
médicos turcos en Indonesia, Malasia o Kósovo, le siguieron secuestros en
Azerbaiyán y Ucrania, en complicidad con malos funcionarios de dichos países.
La brutal represión
al pueblo turco -una noticia que es ignorada por muchos medios internacionales
de prensa, por su lejanía o información repetitiva, ya rutinaria- fue recogida
por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos.
“Los números son
asombrosos: casi 160.000 personas detenidas durante un estado de emergencia de
18 meses; 152.000 funcionarios despedidos, muchos de ellos de forma totalmente
arbitraria; profesores, jueces y abogados despedidos o procesados; periodistas
arrestados, medios de comunicación cerrados y sitios web bloqueados; claramente
los sucesivos estados de emergencia declarados en Turquía han sido utilizados
para restringir severa y arbitrariamente los derechos humanos de un gran número
de personas”, dijo el Alto Comisionado Zeid Ra’ad Al Hussein, de nacionalidad
jordana.
Para Erdogan, la
organización cultural y pacifista Hizmet o Gülen, cuyo líder es el clérigo y
sabio Fethullah Gülen, es su principal enemiga y la acusa sin fundamento.
Incluso solicitó a Estados Unidos la extradición de Gülen, siendo rechazada; es
más, los servicios de inteligencia occidentales objetan las imputaciones de
Erdogan de que Hizmet estuvo tras el golpe de julio del 2016.
Hace una semana
purgó a casi 20 mil funcionarios
públicos, en una caza de brujas que parece no tener fin. A nivel internacional
el aislamiento de Turquía es evidente, por lo que dada su falta de democracia y
violación de los derechos humanos, es
cada vez más improbable su ingreso a la Unión Europea.
De otro lado, su
economía se está derrumbando. Bajó la calificación de riesgos por parte de la
agencia Fitch, la lira turca se desplomó, la inflación se encuentra en 15 %, el
déficit presupuestario aumentó al 58%. Peter Goodman, de New York Times News
Service, afirma que Erdogan “ha ejercido su influencia para generar un
crecimiento económico implacable por medio de préstamos descontrolados, los
cuales han elevado los niveles de la deuda a alturas alarmantes”.
“Turquía podría ser
el próximo país en desintegrarse”, aseguró Marie Owens Thomsen, economista
global en jefe de Indosuez Wealth Management en Ginebra. “Tiene todos los
ingredientes del inicio de un Estado fallido”.
Al Perú han llegado
decenas de pacíficas familias turcas, que se salvaron de la persecución de
Erdogan. Todos son profesionales de alto nivel y esperemos que nuestra
hospitalidad los ayude a rehacer sus vidas, lejos del terror que se vive en su
país.
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