Un ministro acalla a las hienas
Ricardo Sánchez
Serra
El ministro de
Defensa, Jorge Nieto, es uno de los personajes más preclaros que tiene el
gabinete. Sociólogo de profesión, fue uno de los analistas más objetivos durante
la campaña presidencial y ha demostrado ser un funcionario prudente y con
manija política que pone paños fríos cuando la fiebre o la confusión obnubilan
la razón.
De buena labor en
su corto paso como ministro de Cultura, descolló ayudando a la población
durante los embates causados por el Niño Costero. Reaccionó rápidamente ante el
cierre de la carretera central debido a los huaicos enviando a las Fuerzas
Armadas no solo para reabrir la vía, sino ayudando eficazmente a los pobladores
afectados.
Esta acción eficaz,
así como otras, lo catapultó para dirigir el Centro de Operaciones de
Emergencia Nacional y conjuntamente con los colegas del gabinete auxiliar a los
damnificados y reconstruir la infraestructura vital como las carreteras, el
funcionamiento de los servicios médicos y se restablezcan, en general, los
servicios básicos.
Él destacó que el
trabajo heroico de las Fuerzas Armadas enfrentando los desastres, permitió el reencuentro
con la población. “Su vocación de servicio no debe ser olvidada”, remarcó.
Pero existen
imponderables que pretenden bloquear el normal funcionamiento o la buena labor
del Ejecutivo, por acciones involuntarias, errores propios o zancadillas.
Dentro de estos
rifirrafes tenemos el audio Thorne-Alarcón, “el dengue es un psicosocial” y la
viceministra “calurosa” negligente y gélida ante los desastres. Asimismo, la ya
superada tozudez que Kuntur Wasi haga Chinchero, el reglaje no solo ilegal sino
la difusión de un video manipulado para perjudicar a una laboriosa secretaria
general de un Ministerio, entre otros.
La lamentable
muerte de cuatro soldados de nuestro Ejército en maniobras no autorizadas y
arriesgadas, han motivado que algún congresista chauvinistamente y con odio
solicite la renuncia del ministro. Para las malas personas una fatalidad les
sirve para catapultarse políticamente y los peruanos tenemos que ser
responsables de no volver a elegir a esos rufianes.
Ante la calamidad,
el ministro no se escondió, salió al frente, dio sus explicaciones, hay una
investigación en marcha, se preocupó por los deudos y como era su deber,
asistió a las exequias. Los congresistas lo han invitado a explicar e irá, como
debe ser, acompañado del Comandante General del Ejército. La pasión debe dar
paso a la razón.
Felizmente existen
voces mayoritarias reflexivas y pensantes, que señalan que un accidente de esa
naturaleza, no debe volver a ocurrir. El propio ministro Nieto ha indicado que
se revisarán los protocolos. Es la ocasión para evitar los maltratos a los
conscriptos, hechos que ocurren en muchos ejércitos del mundo y que son
innecesarios.
Las actitudes
correctas del ministro acallan a las hienas.
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