lunes, 14 de octubre de 2013

¿Ceder a extorsiones?

Publicado en el diario LA RAZÓN, el 10 de octubre de 2013


¿Ceder a extorsiones?

Por Ricardo Sánchez Serra

Existen instituciones legales y no legales, algunas ONGs que piden a empresas públicas y privadas, municipios, regiones o al propio Estado hacerles un trabajito que estudie el nivel de contaminación del río, del mar, de la selva, o cómo va la señal de un medio en Pasco, en Carabayllo.

También otras que se encargan de ver el nivel de aceptación de las autoridades, el recojo de la limpieza, el avance de las obras, la atención al público, etc.

Igualmente, ciertas asociaciones que quieren premiar a un presidente de directorio o alto ejecutivo de una empresa o a la misma empresa o a alguna autoridad o embajador extranjero, les envían una carta haciéndoles partícipes que han sido galardonados con una distinción “x” y que la ceremonia se realizará en tal o cual fecha. Y en la entrevista muestran mucha alegría y cortesía, pero cuando el honrado agradece y pregunta detalles, le dicen que el premio vale 400 soles y que tiene que comprar una o dos mesas en el restaurante con 10 comensales en cada mesa y que cada uno cuesta 100 soles, pero que el premiado no paga, como si fuera una ganga. ¡Qué desfachatez!

 

No generalizo, estoy diciendo algunas organizaciones, no todas las organizaciones, por si alguna se siente afectada. Ahora también hay organizaciones y organizaciones. Unas de prestigio otras de dudosa reputación.

Algunos acceden por la necesidad de obtener honores, galardones, que engruesen su currículo o que su compañía sea reconocida. Pero también tienen que optar por alguna organización de prestigio, que tiene premios tradiciones desde hace varios años y que no se ponga en duda su reputación. Me contaron que más de una entidad o embajada fue hasta estafada.

Es, pues, cuestión de cada empresa decidir si entra en ese juego o no. Pero se está viendo que cuando una corporación no accede a la premiación o a algún trabajito, algunas de esas firmas “premiadoras” critican en los medios por algún tema el accionar de tal o cual institución o personaje, o favorecen con descaro a la competencia, que posiblemente los contrató. Y eso tiene un nombre: extorsión.

Incluso, por transparencia, las empresas de prestigio no deberían organizar algún concurso, competencia o evento de premiación, si participan instituciones que las hayan contratado. Eso sería justo y ético.

Lo contrario sería en  palabras de Al Capone: “Puedes conseguir más con una palabra amable y una pistola, que con solo una palabra amable”.

 

 

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