miércoles, 29 de febrero de 2012

Vicisitudes de la diplomacia

Publicado en la revista Justo Medio, de Lima-Perú. Año 5 Edición 47. Febrero de 2012. Pág. 32

Vicisitudes de la diplomacia

Por Ricardo Sánchez-Serra*

Ser nombrado embajador puede ser un honor, pero asimismo es una grave responsabilidad: la de contribuir a estrechar los lazos de amistad, políticos, culturales, militares, económicos y comerciales con la nación a la que ha sido destinado.

Un buen diplomático consigue que el intercambio comercial crezca y más aún con balance favorable y logren numerosos acuerdos en todos los ámbitos de mutuo beneficio, para ello es muy útil que consiga que su presidente, el canciller y otros ministros visiten el país al que ha sido asignado, así como la retribución de la visita.

Pero no sólo ello debe ser meramente protocolar, sino que en verdad los pueblos sientan lo que sus gobiernos sientan y desvirtuar esa máxima que dice que “entre los países no hay amistad, sino intereses”. Sólo así, con una unión verdadera podrá desterrarse las guerras, los conflictos, pues los gobiernos pasan y el sentimiento queda.

Un diplomático puede honrarse en lograr un tratado de libre comercio, alianzas estratégicas, un convenio técnico-militar; acuerdos de promoción y protección de inversiones, migratorios, anulación de visados, extradición, de cooperación en la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia común, de recuperación de piezas arqueológicas, de intercambio cultural, becas; donaciones, etc.

Así, para no mencionar a embajadores peruanos exitosos porque podríamos cometer el pecado de omisión, entre los embajadores extranjeros destacados que estrechan relaciones moviéndose en todos los ámbitos tenemos al argentino, Darío Alessandro, al uruguayo Juan José Arteaga, al coreano Park Hee-Kwon a la norteamericana Rose M. Likins. Asimismo, al embajador brasileño Carlos Lazary Teixeira, a la marroquí Oumama Aouad, al colombiano Jorge Visbal Martelo, al dominicano Rafael Julián, al japonés Misahiro Fukukawa, al mexicano Manuel Rodríguez Arriaga, y al ecuatoriano Diego Ribadeneira, entre otros.

De otro lado, y desde el punto de vista protocolar, en las recepciones por la fiesta nacional de sus países, las embajadas evalúan la asistencia de los invitados, siendo la máxima importancia el canciller, el vicecanciller, los ministros de Estado y los representantes de los demás poderes públicos, así como empresarios destacados y personalidades del mundo cultural y social. Es un gran acontecimiento que rompa el protocolo la asistencia de un presidente. Fernando Belaunde asistía al día nacional de Argentina; Alan García a Francia y Colombia (en su segundo gobierno igualmente a la Santa Sede, Brasil, España, China y EEUU); Alejandro Toledo a Israel, EEUU, Alemania; Ollanta Humala a la República de Corea.

*Periodista. Miembro de la Prensa Extranjera. Analista Internacional.

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Twitter: @sanchezserra

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