martes, 9 de junio de 2009

El genocidio armenio: olvidado y ocultado

Publicado en la revista ASíD´Claro, de Lima-Perú, mayo-junio de 2009

“Ellos han caído sin saber por qué, hombres, mujeres y niños que sólo querían vivir…”


Por Ricardo Sánchez-Serra*

Me encontraba paseando por las calles de Buenos Aires y cuando me acercaba a un teatro, me sorprendió un aviso que informaba de la conmemoración del genocidio armenio. Como nunca había escuchado hablar de este tema, la curiosidad periodística y mi deseo de conocimiento me hicieron ingresar al evento.
El invitado central fue el periodista José Antonio Gurriarán, subdirector del diario “El Pueblo” de Madrid y autor del best seller “La Bomba”, y que no sólo contó que fue víctima de un acto de terrorismo del “Comando 3 de Octubre”, una facción del Ejército Secreto para la Liberación de Armenia, sino que buscó intensamente a sus verdugos para que le expliquen por qué y luego de sus investigaciones, se convirtió en un ardoroso defensor de la causa armenia.
En el evento me sentí asombrado, muy triste e impotente de poder ayudar en algo. Sentía vergüenza por esta humanidad tan indiferente y frívola, ante la matanza de un millón y medio de armenios por los turcos y que configuró el primer genocidio del siglo XX, demostrado mediante testimonios y evidencias históricas irrefutables. El genocidio empezó el 24 de abril de 1915, con el asesinato y deportación de 800 intelectuales y líderes armenios por parte del gobierno de los “Jóvenes Turcos” en el Imperio Otomano y la masacre se extendió hasta 1923.
Muchas razones estuvieron detrás de las matanzas: los turcos eran musulmanes, los armenios eran cristianos e iniciaron un plan de ejecuciones y deportaciones de ancianos, mujeres y niños hacia el desierto. El 95% de la milenaria cultura armenia fue destruida; estamos refiriéndonos a 2600 iglesias, 1500 colegios, 66 ciudades y 25000 aldeas y el 80% del territorio histórico armenio fue usurpado por los turcos.
La canción Ils sont tombé, de Charles Aznavour alusiva al genocidio armenio es sublime:
“Ellos han caído sin saber por qué, hombres, mujeres y niños que sólo querían vivir… Mutilados, masacrados, los ojos cubiertos de espanto… Ellos han caído invocando a su Dios. En el suelo de su iglesia o en la entrada de su puerta. En manadas del desierto, titubeando, en cohorte. Vencidos por la sed, el hambre, el hierro, el fuego.”
Armenia fue el primer Estado que adoptó al cristianismo como religión oficial en el siglo III y el símbolo nacional de los armenios es el monte Ararat -en donde de acuerdo al Génesis se asentó el arca de Noé- y que hoy está en manos turcas.
Turquía niega el genocidio aduciendo que eran “luchas étnicas”; incluso en el Código Penal se condena a prisión a quien utilice la palabra genocidio para referirse a las masacres de los armenios, y por ello estuvo en la cárcel el escritor turco y ganador del Premio Nobel de Literatura, Orhan Pamuk. Además, la intolerancia turca logró que los periodistas e intelectuales sean apresados e incluso asesinados, como Hrant Drink. En fin, los historiadores occidentales coinciden en admitir que el genocidio existió y más de 20 países y 42 Estados de los Estados Unidos, lo reconocen.
Los armenios y la humanidad esperaban que en la conmemoración de este año, el presidente de los Estados Unidos utilice la palabra “genocidio”, al referirse a las matanzas perpetradas por los turcos contra la población armenia. Es más, el entonces senador Barack Obama -en su campaña presidencial- lo había prometido: “América merece un líder que hable la verdad sobre el genocidio armenio y responda con fuerza a todos los genocidios. Yo tengo la intención de ser ese Presidente”.
Obama no lo hizo. Decepcionó a muchos debido a que no cumplió su palabra y continuó con la tradición de incumplimientos, como la de sus antecesores George Bush y Bill Clinton.
También el Congreso norteamericano tiene pendiente la aprobación de la Resolución H-106 que reconoce el genocidio armenio y que está archivada por presiones de los turcos, quienes amenazaron con cerrar las bases norteamericanas que abastecen a las tropas en Irak y con eliminar a todo el pueblo kurdo.
Ni qué decir de tantos gobiernos y congresos peruanos: ni saben que el genocidio armenio existió.
De otro lado, para evitar controversias, en todos los libros de historia deben mencionarse los genocidios, tanto el holocausto judío, como el genocidio armenio, de Darfur, de Ruanda, la masacre contra los argelinos por parte de los franceses y las matanzas perpetradas por Sendero Luminoso, Stalin, Mao, Pol Pot, entre tantas otras. Así ninguno será olvidado.
*Periodista. Miembro de la Asociación de Prensa Extranjera en el Perú.
Email: sanchez-serra9416@hotmail.com

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