Publicado en el diario LA PRIMERA, el 16 de enero de 2014
El
Fiscal Supremo Carlos Ramos y la prensa jacobina
Por Ricardo Sánchez Serra
Años atrás alguien presentó
un libro “un gobierno contra un fiscal”, hoy estamos observando que se pretende
“linchar” a un fiscal supremo porque dicen que es “primo hermano de…”
Creemos que es una campaña
innoble e injusta de un sector de los medios de comunicación, que por intereses
que desconocemos pretende descalificar a un magistrado por supuestos argumentos
“familiares”, sin tomar en cuenta su trayectoria profesional.
Se trata del Fiscal Supremo Carlos Ramos Heredia, que primero lo
criticaban porque iba a ser nombrado miembro del Jurado Nacional de Elecciones
y ahora lo lapidan porque está en línea de carrera para ser designado Fiscal
de la Nación.
Los medios lo mencionan como
primo hermano de la Primera Dama, Nadine Heredia, cuando no lo es. Es familiar
en sexto grado. Un primo hermano, para quienes no sepan, es el hijo del hermano
de tu padre o de tu madre y el doctor Ramos no es hijo del hermano del papá o de
la mamá de Nadine.
Estamos advirtiendo una
campaña de demolición, por razones políticas, no solo contra la pareja
presidencial, sino contra todos los que se apelliden Humala, Tasso, Heredia y
Alarcón, y hasta con su entorno.
El magistrado Ramos Heredia
inicia su destacada carrera en 1983, desempeñando funciones como Fiscal Adjunto
Provincial Provisional, en varios distritos judiciales de Lima,
Ucayali-Pucallpa y Maynas-Loreto. Luego Fiscal Provincial Titular de Lima en
1994. En el 2011 fue nombrado Fiscal Supremo Titular y Presidente del Consejo
Directivo de la Academia Nacional de la Magistratura (AMAG). Tiene magister,
doctorados honoris causa y reconocimientos del Colegio de Abogados de Lima por
su defensa de los derechos humanos y de la AMAG. ¿El pecado es, entonces, apellidarse
Heredia? ¿Su labor, acaso, no viene desde antes?
Hay una prensa jacobina e
irresponsable que no mide el daño que les puede causar a las personas, sea por
intereses políticos, privados, la infaltable envidia o de otra índole. A ella hay
que recordarle el artículo segundo de la Constitución: “Toda persona tiene derecho: A la vida, a su identidad, a su integridad moral,
psíquica y física y a su libre desarrollo y bienestar…
A la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado
por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica
o de cualquiera otra índole”.
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