Veo
miseria humana en los ataques al cardenal
Hay tanta maldad en el
mundo y la estamos viendo, que por un par de comillas a citas papales en
artículos que escribió el cardenal Juan Luis Cipriani, omitió –y reconoció y
pidió disculpas- las hienas le saltaron a la yugular y le hicieron una innoble
campaña en redes, envalentonados por la sentencia “está claro que el diario no
publicará más artículos del cardenal”, jugando irresponsablemente a un moderno
Catón. Ni siquiera se guardó las formas para respetar su dignidad eclesiástica,
por tanto se actuó con perversidad, peor aún si se comprueba la hipótesis de
Martha Meier MQ que el purpurado cayó en una trampa.
El cardenal actuó con mucha
humildad a pesar que las enseñanzas de la Iglesia Católica no tienen “copy
right”. Por ejemplo, Su Santidad Francisco, acaba de twittear unas palabras de
Santo Tomás de Aquino.
“Para ser buenos
periodistas hay que ser primero buenas personas”, afirma el escritor polaco Ryszard
Kapuscinski. León Trahtemberg decía que para triunfar en la vida no basta sacar
las mejores notas, sino tener inteligencia emocional. El profesional puede tener
todas las maestrías o Ph.D, pero no necesariamente es una buena persona y
recuérdese las históricas palabras del ex director de El Comercio, don Luis
Miró Quesada de la Guerra: "el periodismo, según como se ejerza, puede ser
la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios".
Con los ataques al
cardenal, estamos observando lo peor de la miseria humana, descrita por el papa
Inocencio III y explicada por María José Vega “Inocencio no sólo cuenta, sino
que llora y relata entre lágrimas la vileza de nuestra condición…la miseria… En
el progreso de la vida, culpa y condenación exigen la acción del hombre, el
ejercicio de su albedrío, y la elección, por tanto, del mal…”. El hombre “es
digno por ser príncipe de lo creado e imagen de Dios, pero es, a la vez, un príncipe sublunar,
cuyo reino es el de la mudanza, la caducidad y la ruina”.
Los que agreden a Cipriani,
son los que ven en él un bastión moral, que impide que el mal concebido
“modernismo” se imponga en la sociedad y en la Iglesia, como el aborto, que es
un asesinato o el mal llamado “matrimonio gay”, germen de la destrucción de la
familia, que tanto defiende la Iglesia.
Y hay quienes se confunden
por una incorrecta percepción. El papa Francisco no está a la izquierda del
cardenal, ni éste a la derecha del pontífice. Están en completa comunión
doctrinaria. La Iglesia siempre defenderá la vida, la familia y el
matrimonio entre un hombre y una mujer.
Más del 61% de los
católicos peruanos apoyan al cardenal. Hay quienes critican sin conocerlo.
Vayan a la catedral, escuchen sus homilías. Síganlo en sus visitas pastorales.
Él está lleno de mucho amor y la gente le brinda mucho amor. Vean su trabajo en
Ayacucho, en Manchay, El Agustino, su apoyo a las vocaciones, etc. No
prejuzguen.
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