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El Vaticano y el Sodalicio
Ricardo Sánchez Serra
El esperado dictamen de El Vaticano sobre el Sodalicio por fin se
conoció el último viernes.
La ofensiva publicitaria de los enemigos de la Iglesia fracasó. Pedían
la desaparición del Sodalicio, atacaron sus inversiones. Hubo una campaña
mediática feroz, con grandes errores de concepto, debido a que atacaban a toda
la Iglesia y generalizaban con mala fe hechos aislados de dos o tres
desadaptados, a toda una organización.
Hubo víctimas de abusos. Nadie lo puede negar. A ellas hay que
acompañarlas y apoyarlas. Se asiste en su deseo de buscar justicia –ya el
Sodalicio señaló que los iba a reparar a partir de junio-, pero no en el afán
de unos pocos de destruir.
Roma reconoce que hubo graves dificultades y por ello envió a un
Visitador Apostólico al monseñor Fortunato Pablo Urcey, obispo de Chota, quien
rindió su informe y fue evaluado exhaustivamente.
Pero Roma no se deja influenciar así nomás con la atroz campaña
mediática. La Santa Sede acepta el pedido del propio Sodalicio de reformarse y
le envía a un peso pesado, al arzobispo de Indianápolis, monseñor Joseph Tobin,
como delegado de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las
Sociedades de Vida Apostólica, ex secretario de la misma y de gran experiencia
en el trato de temas de abusos.
Es más, el superior general del Sodalicio, Alessandro Moroni, había
puesto su cargo a disposición y continuará, siendo monseñor Tobin quien lo
aconsejará en todo momento, al igual que al Consejo Superior de esa entidad.
Todo lo que vaya hacer el Sodalicio
deberá ser informado al enviado vaticano o al delegado que designe.
A Moroni también los enemigos de la Iglesia le habían puesto la
puntería, en mi concepto, erradamente. Él ha dado la cara en el problema con
las víctimas. Él y su nuevo Consejo Superior han iniciado la reforma integral.
Incluso, una de las víctimas, en una entrevista con Jaime De Althaus dijo que
“Moroni era una persona bien intencionada”. ¿Por qué, entonces, pedir su
cambio? En este punto también se equivocó la Comisión de Ética para la Justicia y la Reconciliación, un
comité externo convocado por el propio Sodalicio, que se excedió en sus
atribuciones. Bueno, El Vaticano no les hizo caso.
De otro lado, con respecto a las acusaciones contra Luis Fernando
Figari, las investigaciones continúan. Por lo pronto, el propio Sodalicio
decidió trasladarlo a un lugar más aislado. En mi opinión El Vaticano debió
sancionarlo con suspensión, expulsión o excomunión -si se pudiera. En todo
caso, como cualquier persona está a disposición de la justicia cuando ésta lo
requiera. Nadie lo está escondiendo, como maliciosamente se le presenta.
Como se quiere continuar haciendo daño, ahora se quiere mostrar
absurdamente al Sodalicio y a sus miles de integrantes como una organización
criminal (¿?). La irracional maldad. Como decía Paine “una mala causa será
defendida siempre con malos medios y por hombres malos”.
@sanchezserra
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