Publicado en la revista Justo Medio, de Lima-Perú, marzo 2011
Por Ricardo Sánchez-Serra*
Al cierre de esta edición se desconoce cuál será el destino del líder libio Muammar El Gadafi. No nos parece bien que el Consejo de Seguridad de la ONU haya decidido intervenir en la guerra civil de ese país árabe, más aún por las masacres que están ocurriendo ante el masivo bombardeo de las fuerzas de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y España.
La Resolución 1973 de la ONU prevé "todas las medidas que sean necesarias" para "proteger a los civiles y a las áreas pobladas bajo amenaza de ataques", así como una zona de exclusión aérea. Se aprobó por diez votos a favor y cinco abstenciones (Rusia, China, Brasil, India y Alemania).
China se abstuvo a pedido de los países árabes y africanos, mientras los otros por razones humanitarias, aunque Alemania señaló que la resolución conllevaba “peligros y riesgos innecesarios” y Rusia expresó su temor de que “la resolución conduzca a una intervención militar a gran escala”.
Cabe señalar que dicha resolución se tomó en una atmósfera en que la aviación libia leal a Gadafi supuestamente atacaba a la población civil –que horrorizó al mundo-, lo cual jamás se comprobó. No hubo una sola foto que demostrara el psicosocial norteamericano. Hasta ahora me parece ilógico que ante tantas observaciones China o Rusia no la vetaran, más aún con sus problemas internos en el Tíbet y en Chechenia, respectivamente.
La sospecha rusa y alemana tiene asidero hoy ante la desproporción del ataque a las ciudades libias que provocaron la muerte de cientos de civiles, a pesar del alto el fuego decretado por Gadafi (será todo lo detestable por su dictadura de 42 años, pero contuvo a Al Qaeda, que debe estar frotándose las manos ante la probable caída de su enemigo). Se espera que se respete la exclusión de una fuerza de ocupación, es decir, una invasión terrestre.
Por lo que se ve el objetivo de Estados Unidos y la OTAN no es pacificar el país, sino apoderarse del petróleo libio, que produce 500 millones de barriles anuales, asesinar a Gadafi y fragmentar el país. Otro de los peligros es hacia dónde virará el aún enigmático Consejo Nacional Libio, que Francia reconoce y que los atacantes apoyan indirectamente.
El remedio puede ser pero que la enfermedad. Hay tribus que querían independizarse, lo que crearía un problema mayor y un peligroso precedente para la estabilización de África, cuyo organismo, la Unión Africana, había decretado el respeto a las fronteras coloniales. Si ello se produce toda África entrará en ebullición.
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