jueves, 30 de octubre de 2008

Francia - Argelia; Una difícil reconciliación. Publicado en el diario La Razón, de Lima-Perú, el 30 de Octubre de 2008

El Látigo del Rufus

Por Ricardo Sánchez-Serra


El 1 de noviembre se conmemora el 54 aniversario del inicio de la guerra de independencia de Argelia, un cruento conflicto que produjo un millón y medio de argelinos muertos, dos millones de internados en campos de concentración, quinientos mil refugiados en diferentes países y veinte mil franceses, por la obstinación francesa de no otorgar la autodeterminación al pueblo argelino.
Hasta el día de la independencia, el 5 de julio de 1962, Francia cumplía 132 años de colonialismo y consideraba al territorio de ese país como suyo, tanto así que luego de la Segunda Guerra Mundial, París descolonizaba sus territorios de ultramar, era derrotado en Indochina, pero quería quedarse en Argelia, enviando incluso 500 mil soldados.
Los ataques guerrilleros de las fuerzas independentistas argelinas (Frente de Liberación Nacional), aparte de desestabilizar al gobierno francés –y hacer caer a la IV República e incluso casi al propio Charles De Gaulle-, eran respondidos por arremetidas desproporcionadas del Ejército galo, atacando incluso a la población civil. Por ejemplo, un atentado de la guerrilla en Constantina causa la muerte de 120 colonos franceses y París responde asesinando a 12 mil pobladores de esa región, igual en Setif, causando 45 mil argelinos muertos.
Un capítulo penoso es conocido como la “Batalla de Argel”, donde masivamente murieron torturados miles de argelinos. Iguales matanzas ocurrieron en varias ciudades argelinas, como Argel, Orán, Sétif, Constantina, Tlemcen y otras, siendo tristemente célebres los asesinatos masivos de la Legión Extranjera y la Organización Armada Secreta.
El comportamiento del Ejército francés no lo enaltece, ni lo enorgullece, porque aplicó los vuelos de la muerte, la tortura en forma metódica, los secuestros, las desapariciones, violando así los Convenios de Ginebra –firmados el 12 de agosto de 1949- con respecto al derecho humanitario, como la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra, el trato debido a los prisioneros de guerra, protección de las víctimas de los conflictos armados, entre otros.
Hay que mencionar que en la etapa colonial (1832-1962), los colonos franceses jamás se mezclaron con los habitantes autóctonos, los argelinos, los niños iban a escuelas diferentes, no hubo transculturación y los franceses los discriminaron por motivo de raza y religión. Era, pues, un auténtico “apartheid”. Pero, para servir en el Ejército francés, sí obligaban a los argelinos, a los que usaban como “carne de cañón”.
Los primeros años de la vida independentista argelina fueron muy duros y con el país y la economía destrozados se enrumbaron por la vía socialista. Poco después lideró el Movimiento No-Alineado y viró hacia occidente a fines de la década de los 90, convirtiéndose en un país estratégico para Estados Unidos (su principal socio comercial con 10 mil millones de dólares) y la Unión Europea, por su potencial energético y su lucha ejemplar contra el terrorismo.
El presidente Abdelaziz Bouteflika, que gobierna Argelia desde 1999, fue también el artífice de la reconciliación al proponer la Ley de Concordia Civil, además de convertir a su Nación en uno de los países más dinámicos del mundo árabe en defensa de la democracia, el multipartidismo y los derechos civiles, y con buen manejo de la economía las reservas de divisas del país alcanzaron el récord que oscila entre 100-110 mil millones de dólares.
Las relaciones entre Argelia y Francia han sido complicadas desde el inicio y no habrá un “Tratado de Amistad” -el cual debería haber sido firmado durante la presidencia de Jacques Chirac- mientras este último país no reconozca los crímenes de la colonización. Italia dio un gran ejemplo a las ex potencias colonizadoras al pedir disculpas a Libia e indemnizarla. Argelia no pide una compensación económica, solo el deber moral y ético de los franceses de pedirle perdón, un perdón histórico que será el inicio de la reconciliación entre argelinos y franceses.

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