viernes, 15 de abril de 2016

Sodalicio, “la verdad os hará libres”

Publicado en PERUINFORMA.COM
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DIARIO DIGITAL AERONOTICIAS
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Sodalicio, “la verdad os hará libres”


Ricardo Sánchez Serra

El Sodalicio de Vida Cristiana, sacudido por denuncias periodísticas sobre malos tratos a jóvenes miembros de su institución, así como de abusos sexuales del exdirigente Luis Fernando Figari u otros, decidió con honestidad y franqueza pedir perdón a las víctimas y solicitar a El Vaticano apoyo para su reforma integral.

Su Superior General, Alessandro Moroni, mencionó con dureza que Figari era culpable de los abusos que le imputan y era persona no grata para su comunidad, además de solicitar a Roma su inmediata separación –léase expulsión- y retiro de sus instalaciones.

Por sus crímenes y pecados El Vaticano debe expulsar a Figari, dando ejemplo que no le tiembla la mano para esos sujetos que hacen actos aborrecibles ante los ojos de Dios y a la civilización, y cumpliendo su norma de “tolerancia cero”. Una sanción menor no ayuda a la Iglesia, ni al Sodalicio. Su Santidad Francisco debe comprender que si bien estamos en el Año de la Misericordia, la justicia terrenal debe prevalecer y dejarle a Dios el castigo divino.

Según Andrés Beltramo, de Vatican Insider, esa expulsión “aún requiere una ratificación por parte del Vaticano. Algo que no se puede dar por descontado. Si las autoridades pontificias optan por la expulsión, también del estatus de consagrado, en la práctica perderían todo control efectivo sobre el fundador, que se convertiría en un fiel más y podría así eludir cualquier sanción. Por eso no se descarta otra alternativa: que se lo recluya en un monasterio, donde pueda purgar sus penas”.

Además, Figari debe entregarse a la justicia peruana y responder a todo lo que se le imputa, pero según especialistas en derecho, todos sus delitos han prescrito, ya que han sucedido hace más de 20 o 25 años, salvo que haya fechorías nuevas. ¿Por qué las víctimas –que tienen hoy mayormente más 40 años- esperaron tanto para denunciar?

El pueblo católico no va aceptar solo la “suspensión”. El escándalo es muy grande y se va a pensar que está protegido por la jerarquía vaticana.

De otro lado, la reparación a las víctimas y la reforma integral del Sodalicio es efectiva, real y contundente. No hay marcha atrás. Y las muestras más palpables es que está por llegar un visitador vaticano; además de la contratación de dos expertos extranjeros para realizar investigaciones sobre abusos, la exagente del FBI, Kathleen Mc Chesney, que trabajó para la Conferencia Episcopal Norteamericana y congregaciones religiosas y, asimismo, Ian Elliot, consultor en seguridad y protección frente a abusos, que aplicó las medidas correctivas en Irlanda.



Asimismo, la convocatoria de Mónica Applewhite, experta en protocolos de prevención y respuesta de abusos, con amplia experiencia en organizaciones religiosas en todo el mundo.
No se puede negar que estas acciones están en marcha. No se puede negar la autenticidad y las intenciones de las nuevas autoridades del Sodalicio de renovarse. No se debe manchar el prestigio de la institución por dos o tres corruptos. No se puede, en justicia, generalizar los hechos a todos los miembros del Sodalicio y solicitar el cierre, como voces aisladas lo anhelan.

Ahora han empezados los ataques al que dirige la reforma, Alessando Moroni, porque señalan que él también cometió faltas. Él acaba de pedir perdón por sus excesos y que incluso lo hará personalmente. Cabe mencionar enfáticamente que Moroni no está involucrado en ningún abuso sexual.

En cualquier entidad militar o eclesiástica hay normas de formación que deben cumplirse. Unas duras, otras blandas. El mismo Moroni habla de una “formación autoritaria y vertical”. Gianfranco Zamudio, Superior del Centro de Formación, acaba de informar que están “revisando y desarrollando nuevos códigos de conducta, protocolos de prevención y manejo de abusos”.

Los franciscanos tienen la denominada “corrección fraterna”; los Hermanos Maristas, en donde estuve, bastaba la mirada dura del director espiritual y de otros hermanos reprobando un mal accionar, que uno se sentía muy mal si volvía a fallar. Y así, cada institución, tiene sus códigos y los aspirantes la decisión de aceptarlos o irse.

La Iglesia en su conjunto, incluida las órdenes, congregaciones y otras instituciones religiosas tiene la obligación moral de ayudar y orar por todos los hermanos. Y dar el ejemplo de amor fraternal, no la crítica fácil y censora, que no es cristiana.

Como señaló Jesús, “la verdad os hará libres”.

@sanchezserra





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