Publicado en el diario UNO, de Lima-Perú, el 13 de julio de 2014
http://diariouno.pe/2014/07/13/hacia-una-politica-exterior-con-valores/
Hacia una política exterior con valores
Por Ricardo Sánchez Serra
El presidente Ollanta
Humala tiene la gran oportunidad de diferenciar su política exterior de otros
gobiernos, impregnándola de directrices éticas y morales que prestigiarán su
administración y que serán ejemplo para otras Cancillerías, aprovechando la
oportunidad que ha nombrado como ministro de Relaciones Exteriores a un
diplomático de carrera y distinguido como el embajador Gonzalo Gutiérrez
Reinel.
Esta refundación, que de
ninguna manera minimiza la tradición diplomática peruana, tendría como objetivo
de paz contribuir a la estabilidad de la región, como por ejemplo, el rifirrafe
entre Bolivia y Chile, en el que el Perú puede ayudar acelerando se concrete “Boliviamar”.
Al respecto, el canciller
Gutiérrez dijo que entre sus prioridades se encuentra la relación regional: “quiero
que Perú sea una potencia regional emergente”. El liderazgo que se busca
ayudaría a la paz.
De otro lado, se debe continuar
defendiendo la vida, oponiéndose al boicot contra Cuba. Todo tipo de
aislamiento económico no afecta a los gobiernos sino al pueblo que sufre las
consecuencias directamente.
Extraña que el Perú
recientemente haya votado en Ginebra por la abstención a la resolución del
Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas de
“Protección de la Familia”, que reconoce a la familia como el núcleo “natural y
fundamental de la sociedad, y tiene derecho a la protección por parte de la
sociedad y el Estado”. Es necesaria una explicación.
El teólogo Hans Küng
mencionaba que el Estado debe defender una política exterior en que el poder se
pone al servicio de la paz. ¿Tiene el Perú el poder de hacerlo? En mi concepto
sí, votando por la justicia y la verdad en las resoluciones de la ONU, en los
organismos multilaterales y otras organizaciones internacionales. Más aún
procurando el liderazgo propugnado por el embajador Gutiérrez y que permitirá
con más de un grano de arena a la gobernabilidad mundial.
Ese liderazgo debe estar
sumergido en la promoción de la democracia y la integración, el respeto a los
derechos humanos, la cooperación y la voluntad para la resolución de los
conflictos. Se deben cultivar las relaciones sinceras y adheridas al derecho internacional,
dar muestras de amistad, desterrar la desconfianza, negociar con caballerosidad
y buena fe, proscribir la “realpolitik” en la que se ceden principios,
basándose en intereses prácticos, sin importar la ética o los valores. ¿Es
quimérico lo que menciono? Acaso ¿no se puede sembrar y actuar con ética?
Se debe afianzar con hechos
el tradicional compromiso con los principios internacionales, como el de la autodeterminación
de los pueblos y el apego a la legalidad. La Cancillería debe, por ejemplo,
materializar la promesa del presidente Ollanta Humala, incluida en el Plan de
Gobierno de Gana Perú, de restablecer las relaciones diplomáticas con la
República Árabe Saharaui Democrática. El reconocimiento a la nación saharaui
diferenciaría otras gestiones, dando mayor prestigio por el apoyo explícito y
de justicia a pueblos oprimidos.
Si el Perú quiere ser
neutral en el conflicto, como tanto se menciona, debe permitir la instalación
de la embajada saharaui para que esté a la par con la marroquí, como sucede en
México, Sudáfrica, Argelia, entre otros países. Esta sería una verdadera
neutralidad y equilibrio. “¿Tan difícil es andar derecho?”, como preguntó la
Primera Dama Nadine Heredia.
Quiero soñar, quiero estar
en un mundo mejor en que efectivamente se respeten los derechos humanos, la no
intervención y la libre determinación de los pueblos. Decirle a Estados Unidos,
a Francia y Gran Bretaña, por ejemplo, que descolonicen los territorios no
autónomos señalados por la ONU; a China que respete a los tibetanos y a los
taiwaneses, a Rusia que acate la integridad territorial de Ucrania y a los
países musulmanes que toleren otras religiones. Asimismo, que a los kurdos -la
nación sin Estado más grande del mundo- les devuelvan su territorio. Que Israel
y Palestina se pongan de acuerdo. Que cesen las matanzas. Que se respete a las
minorías, que se erradique el odio y el racismo.
¿Es mucho pedir? La
humanidad lo exige.
No hay comentarios:
Publicar un comentario