El Perú ama al cardenal Cipriani
Ricardo Sánchez Serra
La labor pastoral del primado de la Iglesia Católica en el Perú, cardenal Juan Luis Cipriani, es aprobada por más del 62 por ciento de los limeños, de acuerdo con una última encuesta.
La franqueza y la sapiencia con que habla el Cardenal son digna de encomio, porque comunica con la verdad, con un espíritu evangelizador, de un papá bueno que regaña, pero que perdona. No hay en su discurso falacia ni timidez. Alza la voz cuando tiene que hacerlo, aunque les duela a algunos pocos detractores.
No funciona, pues, la campañita de los mediocres en su contra. La fuerza de la verdad sobresale ante los que pretenden destruir a la familia, a la sociedad y a los que utilizan las mentiras para menoscabar su credibilidad. Ya lo dijo Jesús: "soy el camino, la verdad y la vida, el que cree en Mí no morirá".
Hay innumerables obras que contar, pero finalizaremos mencionando su gran apoyo a los pobladores de Manchay, apoyo en obras de saneamiento, el Comité Local de Atención de Salud "Juan Pablo II", el complejo polideportivo, el colegio Virgen del Rosario. Construyó un monasterio de clausura, creó el Instituto Superior Trentino Juan Pablo II, entre otros; y la construcción de casas prefabricadas para los más necesitados en El Agustino.
El Perú está satisfecho con su labor. El Papa Francisco está contento con su trabajo. Solo tenemos palabras para agradecerle y desearle que continúe su labor pastoral con más energía. Es nuestro guía.
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