Publicado en la revista JUSTOMEDIO, de Lima-Perú, julio de 2010
Ricardo Sánchez-Serra*
Ahora que ha vuelto a las primeras planas el asunto de espionaje con el descubrimiento de una red rusa en Estados Unidos y el espectacular canje con Rusia, es conveniente relatar un suceso en Lima, en otoño de 1982, más precisamente el 2 de mayo, en plena guerra de las Malvinas, ocurre el cobarde hundimiento por parte de un submarino británico del crucero argentino "General Belgrano", que estaba fuera de la zona de exclusión, en aguas internacionales, causando la muerte de más de 300 jóvenes marinos.
Como se recordará, este pasaje de la historia hizo fracasar el plan de paz del entonces presidente Fernando Belaunde Terry –que contaba con el visto bueno del mediador, el Secretario de Estado norteamericano Alexander Haig-, el cual era el más viable para conseguir la paz, sino también para que las Islas Malvinas volvieran a estar bajo soberanía argentina y terminar con la última colonia británica en América del Sur.
El presidente argentino de la época, general Leopoldo Fortunato Galtieri, hizo saber a Belaunde que semejante acto bélico era deliberado y torpedeaba el plan de paz.
En aquellos días me desempeñaba como asesor de prensa de la Embajada de Argentina en Lima y recibí una extraña llamada telefónica del agregado “cultural” de la embajada de la Unión Soviética, Boris Kosigyn, en la que me pedía una reunión urgente. Seguramente ahora ese nombre no existe o no existió, pero sí la persona. En ese tiempo yo llamaba telefónicamente a la embajada soviética, inquiría por él y me lo pasaban…
En la reunión Kosigyn hizo un ofrecimiento sorprendente. Quería que le dijera al embajador argentino, almirante Luis Sánchez Moreno que la Unión Soviética le entregaría a Argentina 100 aviones MIG para su lucha contra los británicos.
Me quedé estupefacto y le pedí detalles. El soviético señaló que su país tenía esos 100 aviones en Libia, de ahí lo trasladarían a La Habana y luego a Lima.
El gobierno argentino tendría que pedir permiso al peruano para que los aviones aterricen en Lima y posteriormente continúen su viaje a Buenos Aires, en donde serían pintados con los colores argentinos. ¿Cómo sería el pago?, le pregunté. "Después de la guerra hablamos", me contestó. Conversé con el jefe de prensa de la embajada de Argentina, Teniente AA Raimundo Mario Peschiutta, quien inmediatamente me llevó a ver al embajador, que me ordenó que ninguna otra persona de la embajada, ni fuera, de ella se enterara. El iba a enviar un cable cifrado a su gobierno.
Pasaron los días y Kosigyn urgía desesperadamente por una respuesta, hasta que el embajador Sánchez Moreno respondió que las conversaciones continuaran con los miembros de la embajada de Argentina en Moscú o en La Habana, lo cual le sorprendió.
Después, me enteré que la Junta Militar Argentina había rechazado el ofrecimiento ruso, porque significaría el inicio de la Tercera Guerra Mundial, ya que los aviones MIG eran fácilmente identificables.
¿Era Kosigyn agregado cultural o siniestro miembro de la KGB, la inteligencia soviética?
*Periodista. Miembro de la Asociación de la Prensa Extranjera.
Email: sanchez-serra9416@hotmail.com
Blog: http://rsanchezserra.blogspot.com/
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