Publicado en La Razón, de Lima-Perú, el 29 de junio de 2008
El Látigo del Rufus
Obra Jesús de Nazareth es un best seller
¡Feliz día Santo Padre!
Ricardo Sánchez-Serra(*)
“Jesús de Nazareth” es un verdadero ejercicio de Lectio Divina (1) a los cuatro evangelios, donde el Papa Benedicto XVI los aplica para la realidad mundial del siglo XXI, que nos presenta grandes retos y problemas, como la pobreza, el desempleo, la desigualdad, la injusticia, el racismo, entre otros. Y es que a problemas de gran peso, soluciones de altas esferas.
A pesar de que vivimos en tiempos de mayor libertad, de los importantes adelantos tecnológicos y todos los esfuerzos de los gobiernos y organizaciones por lograr la paz, el siglo que acaba de pasar y el que estamos empezando se han caracterizado precisamente por lo contrario: una humanidad que no encuentra la felicidad ni el sentido a sus vidas, apegada al consumismo, a una vida alocada y apurada, familias divididas y, lo peor, la sociedad de hoy vive sufriendo nuevas enfermedades, como el estrés y la depresión.
¿Será hora de que la humanidad preste atención a lo que dijo el Mesías hace 2,000 años? A pesar de que han pasado más de 20 siglos, el Papa Benedicto XVI en su análisis bíblico demuestra algo que decía Jesús: “El cielo y la tierra pasarán, más mis palabras no pasarán”. En efecto, Su Santidad lo señala en su última publicación: “La doctrina de Jesús no procede de enseñanzas humanas, sino del contacto inmediato con el Padre, del diálogo cara a cara”.
A pesar de los intentos de los gobiernos por conseguir la paz, éstos no consiguen el resultado esperado porque quizás no están siendo enfocados desde el punto de vista de Cristo. Al respecto, en el capítulo donde el Papa hace una magistral explicación de las tentaciones que sufrió el Hijo de Dios en el desierto hace la siguiente observación: “¿No debería y debe el salvador del mundo demostrar su identidad dando de comer a todos? ¿No es el problema de la alimentación del mundo y, más general, los problemas sociales, el primero y más auténtico criterio con el cual debe confrontarse la redención? ¿Puede llamarse redentor alguien que no responde a este criterio?”. Así alude el gran teólogo ante la negativa de Cristo a la invitación demoníaca de convertir la piedra en pan.
El 265º Papa y ex Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe refiere en “Jesús de Nazareth” que caer en esta tentación es un grave error en el que han caído los gobiernos mundiales y por ello han fracasado sus esfuerzos y políticas en ese sentido, así como el marxismo, que tenía como ideal y promesa saciar el hambre.
“Las ayudas de Occidente a los países en vías de desarrollo, basadas en principios puramente técnico-materiales, que no solo han dejado de lado a Dios, sino que, además, han apartado a los hombres de Él con su orgullo de sabelotodo, han hecho del Tercer Mundo el Tercer Mundo en sentido actual”.
Estas ayudas han dejado de lado las estructuras religiosas –acusa el Santo Padre en su ejemplar– morales y sociales existentes y han introducido su mentalidad tecnicista en el vacío. Creían poder transformar las piedras en pan, pero han dado piedras en vez de pan. Está en juego la primacía de Dios. Se trata de reconocerlo como realidad, una realidad sin la cual ninguna otra cosa puede ser buena. No se puede gobernar la historia con meras estructuras materiales, prescindiendo de Dios. Si el corazón del hombre no es bueno, ninguna otra cosa puede llegar a ser buena. Y la bondad de corazón solo puede venir de Aquel que es la Bondad misma, el Bien.
El Papa aclara que Jesús sí quiere acabar con el problema mundial del hambre, prueba de ello es la multiplicación de los panes a sus discípulos, pero primero desea que seamos sus discípulos para que ese compartir de los que tienen con los que no tienen sea una realidad y no sigamos sufriendo las consecuencias de una sociedad egoísta y desigual. Cristo considera nuestras necesidades del cuerpo como añadiduras en su promesa evangélica: busca primero el Reino de Dios y su Justicia Divina y lo demás será dado por añadidura. Su Santidad advierte que Jesús nos invita a buscar a Dios y luego encontraremos las soluciones a todos nuestros problemas mundanos y terrenales, y no al revés.
Por otra parte, en su reflexión teológica, el Sumo Pontífice explica que otra crisis de la sociedad de hoy es que niega a Dios. “Nos ponemos por encima de él porque dejamos de lado toda dimensión del amor, de la escucha interior y solo reconocemos como real lo que se puede experimentar. Quien piensa de este modo se convierte a sí mismo en Dios”, aludiéndolo Benedicto XVI como una tentación diabólica en este ejemplar, que es un best seller internacional (ya ha superado los 2.5 millones de ejemplares vendidos en poco más de un año).
La importancia de “Jesús de Nazareth” es mayor aún si consideramos la intención del autor, de descubrir qué es lo que realmente ha traído Jesús con su mensaje hace más de dos mil años en un mundo que no ha encontrado la paz ni el bienestar para todos, ni un mundo mejor. A lo que Su Santidad dice “la respuesta es muy sencilla: Jesús ha traído a Dios”.
En efecto, en tiempos en que vivimos sin pensar en Dios y sin poner en práctica su Buena Nueva, sufrimos las consecuencias de ello. El gran teólogo lo expresa con estas palabras: “El núcleo de toda tentación: apartar a Dios que, ante todo lo que parece más urgente en nuestra vida, pasa a ser algo secundario o incluso superfluo y molesto. Poner orden en nuestro mundo por nosotros solos, sin Dios, contando únicamente con nuestras propias capacidades, reconocer como verdaderas solo las realidades políticas y materiales y dejar a Dios de lado como algo ilusorio, ésta es la tentación que nos amenaza de muchas maneras”.
Agrega que “es propio de la tentación adoptar una apariencia moral: no nos invita directamente a hacer el mal, eso sería muy burdo. Finge mostrarnos lo mejor: abandonar por fin lo ilusorio y emplear eficazmente nuestras fuerzas en mejorar el mundo. Además, se presenta con la pretensión del verdadero realismo. Lo real es lo que se constata: pan y poder. Ante ello, las cosas de Dios aparecen irreales, un mundo secundario que realmente no se necesita”.
En resumen, si tendría que hacer un comentario personal sobre el Papa Benedicto XVI y su obra literaria que disfruté, considero que en tiempos donde hay una gran ignorancia sobre las definiciones evangélicas, debido a las nuevas corrientes liberales y libertinas, y a los programas y películas que confunden algunos conceptos bíblicos debido a las libertades de interpretación bíblica, el Papa –en su rol como Padre de la Iglesia –verdadera encargada- de interpretar las Sagradas Escrituras- está conduciendo una pastoral de inteligencia muy buena con una riqueza conceptual extraordinaria, haciendo –como dijo el ex director de la oficina de prensa del Vaticano, Joaquín Navarro-Valls- de la “pastoral de la inteligencia” un eje de su pontificado. Gracias por sus oraciones y felicidades en su Día, Santo Padre, por “Jesús de Nazareth”, en donde se actualiza el valor de la Palabra.
(1) Lectura orante de la Palabra para meditar cómo se aplica a mi realidad.
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