viernes, 21 de septiembre de 2012

Marruecos se burla de la Cancillería


 
Marruecos se burla de la Cancillería


Por Ricardo Sánchez-Serra*

Se confirmó la inasistencia del rey  marroquí Mohamed VI, tan anunciada con bombos y platillos, para participar en III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América del Sur-Países Árabes (ASPA), lo que significa un desaire y un menosprecio al Perú, además de una artimaña.

La embajadora marroquí Oumama Aouad habría sorprendido a la Cancillería peruana al confirmar su asistencia, a pesar que ya se sabía que el rey no vendría. Molesta la pérdida de tiempo del canciller Rafael Roncagliolo de viajar 9.000 kilómetros hasta Rabat, la capital marroquí y que con buena intención lleva la invitación personal del presidente Ollanta Humala al gobernante autocrático marroquí.

Simplemente el rey Mohamed VI hace con los países lo que quiere, total tiene toda la plata del mundo. Luego de trece años en el poder es, según la revista financiera Forbes, uno de los hombres más ricos del mundo. Y su fortuna se ha duplicado en los últimos años: al 2008 ascendía a 2,5 mil millones de dólares. 

Lo peor de todo es que la delegación marroquí, presidida por el Ministro de Industria, Comercio y Nuevas Tecnologías, Abdelkader Amara, es una de la de más bajo nivel de toda la Cumbre, junto a Surinam y el sultanato pobre de Omán. El desprecio y desinterés es grande, porque a eventos de esta naturaleza acude el hermano del rey, o también el flamante primer ministro elegido democráticamente o mínimo el canciller, ni eso. Por lo tanto, no existe un mínimo de respeto a la cumbre, ni un gesto político, ni diplomático, ni de cooperación.

Tanto el presidente Humala, como el Canciller Roncagliolo deben pedir explicaciones por esta actitud nada amigable y además engañosa. Desconocemos qué excusa habrá dado la embajada marroquí a Torre Tagle (sede de la Cancillería peruana), porque el rey enfermo no está y tampoco tuvo compromisos antelados, como veremos.

De antemano se sabía que no vendría al ASPA

Desde mediados de agosto se conocía en los diarios españoles que el rey no asistiría, porque se había pospuesto la Reunión de Alto Nivel que celebran periódicamente Marruecos y España, del 12 de setiembre al 3 de octubre. Sin embargo, a fines del mismo mes la Cancillería peruana aún sin la información oficial del retracto marroquí, seguía anunciando la presencia de Mohamed VI. No había, pues, compromisos hechos con anterioridad, sino que simplemente el monarca no quiso venir a Lima, a tal punto es grave que los propios marroquíes propusieron a España no realizar su reunión bilateral en setiembre y ellos mismos la pasaron al 3 de octubre. ¿Por qué no pudo ser en otra fecha que no coincida con la Cumbre  ASPA? ¿Por la agenda de Rajoy? ¡A otro perro con ese hueso!

Para Marruecos la reunión con España es mucho más importante, ya que recibe muchos más beneficios al luchar aparentemente contra la inmigración y el narcotráfico y pedirle a Madrid que ruegue para que le aprueben los acuerdos con la Unión Europea en materia de agricultura y pesca, suspendidos por el Parlamento Europeo debido a que utilizan los recursos de los saharauis, cuyo territorio, el Sáhara Occidental, no autónomo y en proceso de descolonización, fue invadido por Marruecos en 1975 y que siguen usufructuando.

Las relaciones con Marruecos no son significativas, es un país más, a quien hay que guardarle el respeto cuando guarda respeto.

*Periodista. Miembro de la Prensa Extranjera. Analista internacional




Twitter: @sanchezserra

 

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