El Latigo del Rufus
Ricardo Sánchez-Serra (*)
Uruguay es uno de los países más hospitalarios del planeta, gracias a la idiosincrasia de su gente, su educación, su alto nivel cultural, que hacen que un extranjero se sienta en familia.
Las crisis mundiales económica y de alimentos, encontraron a Uruguay -siendo un país pequeño cuya superficie es de 176.215 km y tiene sólo 3.5 millones de habitantes- de pie, fortalecido económicamente (el país ha crecido más de 13 por ciento en los últimos 12 meses).
Y al igual que el Perú, con una solidez financiera internacional y responsabilidad, recomposición y prudencia en el gasto público, reconocidos incluso por la oposición al gobierno que preside Tabaré Vázquez, que hoy goza de una aprobación a su gestión de más del 60 por ciento de la población.
La sociedad uruguaya está discutiendo si debe ser reelecto en los comicios del año 2009, para lo que se requiere de un referéndum que modifique la Constitución, que prohibe la reelección inmediata del presidente.
Muchas dudas se entretejieron a raíz de su ascensión a la presidencia en el año 2005, conduciendo al movimiento socialista Frente Amplio, que rompió la tradición bipartidista de los Partidos Colorado y Nacional que gobernaron esa nación desde el año 1830, pero que respetó las políticas de Estado poniéndole mayor énfasis en el aspecto social, además de otorgar a la política económica de credibilidad y confianza.
Al respecto, Fernando Lorenzo, ex asesor del Ministerio de Economía y Finanzas de Uruguay, señaló que la política fiscal fue regida con criterios de prudencia y consistencia con el resto de las políticas macroeconómicas y de otro lado se asumió un compromiso muy fuerte con la atención de la emergencia social (Proyecto Panes) para comenzar a abatir la pobreza y la indigencia.
Cabe mencionar que Uruguay es uno de los primeros en alcanzar los objetivos plasmados en las Metas del Milenio, en la reducción de la pobreza en el mundo y es la nación que más gasta (12%) en el adulto mayor en relación a su PIB, siendo la protección mayor que en los países desarrollados.
La crisis mundial encuentra, asimismo, a Uruguay con un sistema financiero sólido: alta liquidez, buenos niveles de capitalización y bajos niveles de morosidad; menor exposición al riesgo argentino.
Al inicio del gobierno se había recuperado la liquidez y la confianza, se desdolarizó la deuda y se reperfiló los vencimientos a mediano y largo plazo con el BID, el Banco Mundial y FMI, porque era uno de los países más endeudados del mundo
Vázquez, por otra parte, creó un ambiente propicio para atraer inversiones extranjeras, llegando al récord de 4,500 millones de dólares en cuatro años de gobierno.
La empresa finlandesa Botnia invirtió en Fray Bentos 1.200 millones de dólares (mayor inversión extranjera directa industrial en la historia de Uruguay.) para construir la primera planta de pulpa de papel, con grandes ingresos al fisco y creación de miles de puestos de trabajo.
La empresa Portucel también construirá otra planta, una fábrica de papel y un puerto de aguas profundas, para lo cual invertirá cerca de 4 mil millones de dólares. Hay que destacar que dicha empresa priorizó sus inversiones en Uruguay y canceló sus proyectos en Argentina y Brasil por la crisis internacional. Decenas de proyectos de inversión están en marcha, como Uruguay Mineral, Urupanel y otros. El Banco Santander quiere convertirse en la institución financiera más grande del país.
Nos preguntamos ¿Por qué tanto interés por Uruguay? Y el embajador uruguayo en Lima, Juan José Arteaga, nos dio la respuesta en su disertación en el Seminario: Integración Regional y Desarrollo Competitivo, organizado por el Ministerio de la Producción, la Sociedad Nacional de Industrias y ONUDI.
El diplomático, aparte de enfatizar en el buen manejo de la economía (política macroeconómica sólida, bajos niveles de inflación, manejo prudente de la deuda pública y austera conducta fiscal, a las que nos hemos referido anteriormente), destacó que “no existe ningún antecedente de expropiación de emprendimientos empresariales, ni nacionales ni extranjeros; la larga tradición de trato nacional al inversor extranjero y la no existencia de exigencias de registro de inversión extranjera”.
Asimismo, “no se exige autorización para establecimiento de empresas extranjeras, existe libertad para remesas de utilidades, se permiten transacciones en cualquier moneda”, prefinanciación de exportaciones, devolución de impuestos sobre las exportaciones y subsidios a la innovación, entre otros.
Añadió que hay un régimen muy favorable para la inversión extranjera, como el régimen de Sociedades Anónimas, que es muy sencillo y transparente, beneficios tributarios a la inversión, el respeto al secreto bancario, que solamente puede ser levantado con causa fundamentada en el interés general por el Poder Judicial que es independiente y la exoneración del Impuesto al Valor Agregado –que es muy alto- en ocasión de la importación de bienes de capital.
El futuro del Uruguay como país es promisorio, pero debe recordarse que toda nación se construye sobre valores. No basta el bienestar económico. Un país sin los valores institucionalizados y menos practicados es un país sin futuro. Esto a colación de la inminente despenalización del aborto y de leyes como la unión concubinaria y la adopción de niños por parte de parejas homosexuales.
Los gobernantes uruguayos tienen la gran responsabilidad de enmendar estas aberraciones: “si Dios no edifica la casa en vano trabajan los que en ella edifican; si Dios no guarda la ciudad, en vano velan los guardias que la cuidan”.
*Periodista. Directivo de la Asociación de Prensa Extranjera.
Email: sanchez-serra9416@hotmail.com
Blog: http://rsanchezserra.blogspot.com/
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