miércoles, 3 de diciembre de 2014

Las embajadas y los zampones (II)

Publicado en el diario La Razón, de Lima-Perú, el 3 de diciembre de 2014


http://larazon.pe/opinion/2527-las-embajadas-y-los-zampones-ii.html/






Las embajadas y los zampones (II)


 
 

Ricardo Sánchez Serra


Hace un par de años escribí en La Razón la primera parte de “Los zampones” (ver http://rsanchezserra.blogspot.com/search?q=zampones), que son sujetos que les place meterse a reuniones que no han sido invitados, en especial, en las recepciones de las embajadas por la fiesta nacional de su país.

Mencionaba que son “don nadie” que se hacen pasar como periodistas, empresarios y que tienen aterrorizadas a las secretarias de los embajadores por sus continuas e impertinentes llamadas. Pocas ceden, por cansancio, autorizadas por sus tolerantes embajadores.

Pero, generalmente, el zampón va con todo desparpajo y se cuadra en la puerta de la residencia del embajador o en el salón de recepciones del hotel, meten labia y burlan a los controladores de las tarjetas y la seguridad o lo admiten, asimismo, para evitar un escándalo ante los demás invitados y logran así su propósito sinvergüenza.

A raíz del primer artículo, algunas secretarias me llamaron para agradecer y contaron sus anécdotas. Una de ellas dijo que una zampona para ingresar se agarró del brazo del Nuncio Apostólico, haciéndose pasar como la “esposa”. Otro llamó -hablando un mal español- que era un ex presidente de una Cámara de Comercio extranjera y cuando le devolvieron la llamada varias semanas después para solicitarle su dirección, descubren que hablaba un “perfecto” español: los mentirosos no se acuerdan de sus mentiras. Hay también quienes presentan un sobre con su nombre conteniendo una tarjeta en blanco.

Pero existen embajadas que, por la rigurosidad de su control, estos conchudos no ingresan o ya ni se atreven a intentar penetrar. Ellos ya saben que es imposible zamparse a las recepciones de Italia, Bélgica, Israel –se pasa hasta control electrónico-, España, Estados Unidos, entre otras. Todas deberían ser severas, más por razones de seguridad.

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