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Argelia, el gigante despierta
y el Perú
Ricardo Sánchez Serra
Abdelaziz Bouteflika, acaba de ser reelegido como presidente de
Argelia, con más del 80 por ciento de los votos. Héroe de la independencia
argelina, asumió la presidencia por primera vez en 1999, luego de una cruenta
guerra civil que dejó 200 mil muertos.
Gracias a sus reformas económicas y a la Ley de Reconciliación
Nacional, hoy el país vive en paz y durante su periodo se hicieron más obras de
infraestructura que en los anteriores 36 años, es decir, desde la independencia
en 1962 hasta 1998.
Argelia es el único país del mundo que no tiene deuda externa. Ha
mejorado sustancialmente su nivel de vida, tiene un desempleo de solo 9.8%.
Este año crecerá un 4.3% y sus reservas de divisas llegan a 200.000
millones de dólares.
Es el décimo quinto país
mayor productor de hidrocarburos del mundo, el segundo de África. En 2013 se exportaron 43
millones de metros cúbicos de gas natural y su producción de petróleo llegó a
1.20 millones de barriles diarios (2010). Su papel es
preponderante en la OPEP e igualmente en el Movimiento No Alineado.
La influencia del gigante africano ha crecido no solo debido a
ser potencia energética –mayor aún para Occidente por la crisis con Rusia-,
sino que es el país que puede garantizar la estabilidad y la seguridad en el
norte de África, que tanto preocupa a Europa y Estados Unidos. Argelia combate
fuertemente al terrorismo islámico, asimismo al contrabando de drogas y a la
inmigración ilegal.
En las últimas semanas el presidente Bouteflika fue visitado por
el Secretario de Estado norteamericano, John Kerry, el presidente de Francia,
Francois Hollande, Emir de Qatar, Jeque
Tamim Bin Hamad Al Thani, el canciller español, José Manuel
Garcia-Margallo, la de Colombia María Ángela Holguín, el de Egipto, Nabil
Fahmy, entre otros personajes, lo que muestra la importancia de Argelia en el mundo
árabe, africano y, en general, en el concierto internacional y no son visitas
protocolares o simbólicas como puede suceder con alguna otra nación del
entorno, sino efectivas, de mucha importancia política y comercial.
Extraña que el Perú no mire con el mismo lente la transcendencia
de Argelia. Algún funcionario burócrata tiene guardado en algún cajón el
acuerdo de promoción y protección de inversiones desde febrero del 2006, que
fue considerado “no prioritario”. Recuerdo, asimismo, que durante el anterior
gobierno llegó una misión técnica del Ministerio
argelino de Energía y Minas para financiar proyectos y no se les
presentó ninguno. Hubo silencio ante una oferta de la poderosa empresa argelina
Sonatrach para modernizar la refinería de Talara. Tampoco se reaccionó ante el
ofrecimiento que técnicos e ingenieros peruanos sean capacitados por el
Instituto Argelino de Petróleo. La visita del canciller peruano está postergada
sine die desde el 2012.
El presidente Ollanta Humala debe encargarse de ver directamente
esta relación.
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