Publicado en el diario LA RAZÓN, de Lima-Perú, el 13 de agosto de 2014
El
Expediente Prado… ¿Y los pradistas?
Ricardo Sánchez Serra
A todos en la clase de
historia del Perú nos conmocionó, en la Guerra con Chile, el capítulo del viaje
del presidente Mariano Ignacio Prado a Europa llevándose toda la colecta de
dinero y joyas de los peruanos “para comprar armas”.
Casi no hay peruano que
piense que es un traidor, porque huyó y tampoco compró las armas. Algunos
historiadores lo excusan porque “nadie le vendía armas” en pleno conflicto y
porque Nicolás de Piérola le hizo un golpe de Estado. Pero, ¿el dinero y las
joyas?
Mis padres recuerdan que a
su hijo, Manuel Prado Ugarteche, sus opositores políticos le endilgaban en las
elecciones presidenciales “no votes por el hijo del traidor”. Aún así, ganó la
presidencia en dos oportunidades.
No se puede dejar de
mencionar que tres de sus hijos (Leoncio, Justo y Grocio) murieron en acciones
heroicas en plena guerra.
Con gran suceso y
expectativas, el congresista Víctor Andrés García Belaunde ha presentado su
libro “El Expediente Prado”, de 600 páginas, una investigación que le ha
costado –con un grupo de apoyo- cuatro años de intenso trabajo. Introduciéndose
como “ratón de biblioteca” a archivos –no solo peruanos- norteamericanos,
británicos, chilenos, españoles y franceses.
Vitocho, si bien como él
mismo indica, no es historiador, pero con la experiencia de un fiscalizador por
su labor parlamentaria, se adentra en desmitificar a Mariano Ignacio Prado, un
personaje que le motivó gran curiosidad desde la niñez y que la familia Prado
pretendió, antes, durante y después, del gobierno de su hijo, reivindicar el
papel que le cupo en la guerra, con ayuda de historiadores y malas artes como
desaparición de documentos oficiales de la época y hasta la falsificación de
una carta del insigne Miguel Grau.
Y, asimismo, indaga de
dónde procede la fortuna de los Prado hasta la quiebra del Banco Popular, a
mediados de la década pasada. Tomando en cuenta que Mariano Ignacio procede de
una familia humilde y que la fortuna empezaría por la compra sobrevalorada de
los inservibles monitores Atahualpa y Manco Cápac, durante su primer gobierno.
Los aportes de García
Belaunde a la verdad histórica son categóricos y muy documentados y generará
polémica, sin duda, con los apologetas e historiadores “pradistas” –si es que
los hay ahora- que me extraña no hayan salido a defender a su adorado Mariano
Ignacio Prado. Vitocho anuncia, asimismo, una segunda parte.
El historiador Jorge
Basadre se refirió muy poco de él señalando: “la historia independiente no
puede menos que censurar el viaje de Prado”, pero también dijo que “si hubiera
escrito todo lo que sabía, el Perú no lo soportaría”.
Esperemos que también
alguien se esfuerce en investigar a dos ex presidentes de la misma época y
veamos pronto “El Expediente Iglesias” y “El Expediente Piérola”.
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