Publicado en Expreso, de Lima-Perú, el 27 de agosto de 2012
Por Ricardo Sánchez-Serra*
Con su carta abierta contra
la decisión del Vaticano sobre la ex Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP),
el obispo rojo Luis Bambarén Gastelumendi S.J., ha sacado a relucir lo peor de
sus entrañas. Y la única explicación razonable a su proceder es el odio
enfermizo, nada cristiano, y gratuito, que tiene al Cardenal Juan Luis
Cipriani, un odio que pareciera que viene de su organización alma mater por su
antagonismo con la Prelatura del Opus Dei.
Bambarén en su carta al
presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Salvador Piñeiro, entre
numerosas incoherencias, seguramente debido a su avanzada edad, destaca “obediencia
y fidelidad plena al Vicario de Cristo y a nuestra Iglesia, SI ¡Yo por esto
daría la vida! Pero fidelidad al Gran Canciller y sometimiento de toda nuestra
Conferencia a su conducción en el caso de la PUCP, NO”.
El obispo rojo se equivoca
al mencionar que el problema con la ex PUCP era solo del Arzobispado de Lima.
¡Craso error! Todos saben, incluyendo él, salvo que ahora se haga el hipócrita,
que la adecuación de los estatutos por parte de la ex PUCP era un asunto con El
Vaticano (la cuestión de la herencia de Riva Agüero, sí corresponde al
Arzobispado de Lima).
¿Qué la Iglesia católica
está siendo afectada? Sí, pero hace tiempo por la camarilla que gobierna la ex
PUCP y no por la Iglesia o miembros de la Iglesia.
De otro lado, ataca a los
evangélicos y se olvida del ecumenismo que preconiza El Vaticano. Además
critica el proceder de la Iglesia ante la pérdida de fieles, como si él no
fuera parte de la Iglesia.
Es conocido que Bambarén
perdió el cardenalato ante monseñor Cipriani. Fue el Papa y beato Juan Pablo II
quien lo creó cardenal, porque vio en monseñor Cipriani su humildad, correcta
doctrina y servicio a la Iglesia. ¿Qué creía Bambarén, que ser cardenal era una
elección popular o porque salía más en los periódicos? Así Su Santidad no crea
un Cardenal.
De aquí es notorio el
encono del obispo de marras contra “su hermano” el monseñor Cipriani.
La Bruyére señala que “la envidia y el odio van siempre unidos.
Se fortalecen recíprocamente por el hecho de perseguir el mismo objeto”.
La actuación de monseñor Bambarén aunque era
previsible es penosa. Necesita que El Vaticano lo mande llamar para que realice
un largo retiro espiritual, porque requiere un real acercamiento a Dios.
-Periodista. Miembro de la
Prensa Extranjera. Analista internacional
No hay comentarios:
Publicar un comentario