Publicado en La Razón, de Lima-Perú, el 5 de febrero de 2011
EL LATIGO DEL RUFUS
RICARDO SÁNCHEZ-SERRA (*)
En innumerables ocasiones he escuchado la frase: “soy muy católico, pero” para referirse a determinados temas en los que la Iglesia Católica tiene una posición y como libre pensador, tiene otra.
Muy claras, por ejemplo, fueron las palabras del cardenal Juan Luis Cipriani sobre el aborto: “cuando hablamos de aborto es eliminar una vida, y la Iglesia nos dice -quinto mandamiento- no matar. Por tanto la posición de la Iglesia no es objeto de una religión solamente, sino porque el aborto va contra la ley natural, que te dice que respetes la vida desde el primer instante de la concepción”.
Entonces a lo que dice la Iglesia, unida a la ley natural, qué puede uno, ilustrado o no, como libre pensador aducir que determinados abortos sí deben permitirse. Alguien decía que en caso de violación, sí. Si se piensa así, siendo católico, entonces no se es católico. El respeto a la ley natural y a los mandamientos de la Iglesia, está per se en el católico, aquí no hay ni dudas, ni interpretaciones.
Si eres católico o te consideras católico entonces debes oponerte al aborto. Aquí no hay medias tintas, ni tampoco ser tibio. El libro del Apocalipsis, cap. 3, versículos 15-16, dice: “Conozco tus obras: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero porque eres tibio y no frío o caliente, voy a vomitarte de mi boca.”
Es más, los que procuran el aborto están excomulgados. No es que un obispo o una autoridad eclesiástica te excomulga. Dicha persona se excomulga ipso facto. El Catecismo señala: “el procurar o participar en un aborto o la cooperación necesaria para que un aborto se lleve a cabo” incurre en la excomunión automática (latae sententiae). Aquí están incluidos quienes legislan a favor del aborto, lo promueven y trabajan para hacerlo realidad; asimismo, quien lo induce u obliga a la mujer a abortar, el médico, enfermera o persona que lo realiza.
Esta pena impide la recepción de los sacramentos y otros actos eclesiásticos. Pone en peligro mortal el alma del excomulgado.
Profunda frase del monseñor Adriano Tomasi, Obispo Auxiliar de Lima: el candidato que apoya el aborto debe reflexionar “Dios te agradezco que cuando mi mamá estuvo en cinta, no me abortó”.
(*) Periodista. Miembro de la Prensa Extranjera.
Email: sanchez-serra9416@hotmail.com /
Blog: http://rsanchezserra.blogspot.com/
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