Publicado en el diario La Razón, de Lima-Perú, el 22 de setiembre de 2010
EL LATIGO DEL RUFUS
En 1915 asesinó a un millón y medio de armenios y está eliminando al pueblo kurdo
Turquía, violador sistemático de los derechos
humanos.
Por Ricardo Sánchez-Serra*
Con gran pompa Perú y Turquía han dado un paso para mejorar sus relaciones diplomáticas y comerciales abriendo embajadas en Lima y en Ankara. Dado el peso del Perú en la región, con una economía estable y ejemplar –de las mejores del continente- y con la necesidad de buscar nuevos mercados y por otra parte Turquía, potencia económica emergente y urgida en mejorar su imagen en el mundo, particularmente en Latinoamérica.
Si bien somos dos países de culturas y costumbres diferentes, lo cual no es impedimento para integrarnos, sí es chocante para los peruanos, respetuosos de la democracia, de los derechos humanos, de la igualdad de todos los seres humanos y la libertad de los individuos a ejercerla sin sojuzgar las de otros, y propulsores de relaciones pacíficas y buena vecindad, con un país como el turco antípoda de los valores democráticos y violador sistemático de los derechos humanos, más aún con el antecedente funesto del genocidio al pueblo armenio –en 1915- en el que asesinaron a un millón y medio de personas y, asimismo la eliminación sistemática de la nación kurda, a la que le niega su idioma, cultura, su país, con continuos crímenes contra sus pobladores. Sus acciones me hacen recordar a los extraterrestres depredadores que invaden la Tierra en los filmes “Marcianos al Ataque” y “Día de la Independencia”: los turcos –descendientes de los nómadas mongoles- tuvieron como política arrasar todo vestigio de culturas que no son las suyas –lo quisieron hacer también con los armenios y asirios-, convirtiendo sus iglesias en establos y desapareciendo sus escuelas y monumentos históricos; e impone férreamente su nacionalismo kemalista. Otro filme como “Lawrence de Arabia”, también grafica las atrocidades turcas.
Amenaza militar
La propia periodista turca Nadire Mater, defensora de los derechos de los niños, las mujeres y las minorías en Turquía, señalaba que “a la población kurda se le niegan cosas elementales como su lengua, su cultura, el acceso a la educación o algo tan cotidiano como ver la televisión o escuchar canciones por la radio en su propio idioma”.
Además, es una amenaza militar constante para sus vecinos Grecia, Chipre, Armenia, Nagorno Karabaj y con provocaciones gratuitas a Israel.
Por algo el 75% de los europeos están en contra del ingreso de Turquía a la Unión Europea, además que ha colapsado de denuncias el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Sin embargo, muchos países –no es el caso del Perú- le rinden pleitesía por su futuro poder económico, por estar ubicado estratégicamente, en lo militar y por el control del petróleo y gas de Asia Central.
Intolerante
De otro lado, Turquía es intolerante con la libertad de expresión. La propia Mater señaló que “informar sobre los derechos humanos en Turquía puede costar la vida a los periodistas… En Turquía hay asociaciones de derechos humanos que tratan de denunciar muchas realidades pero a muchas de ellas se las criminaliza por su trabajo y se las tilda de terroristas… En general, los periodistas tienen muchos problemas para informar libremente y muchos de ellos reciben amenazas, son detenidos e incluso asesinados…”
El último informe de Amnesty International expresa que “hay numerosos casos de personas que siguen siendo procesadas por expresar de forma pacífica sus opiniones no violentas, lo que demuestra que el derecho a la libertad de expresión se viola regularmente en Turquía.
También señala “los derechos humanos de muchas personas se vieron menoscabados en un contexto de inestabilidad política y enfrentamientos armados. Aumentaron los informes de tortura y otros malos tratos, y se recurrió a procesos judiciales y actos de intimidación para reprimir las opiniones discrepantes. Se negó el derecho a la libertad de reunión pacífica y los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley utilizaron fuerza excesiva para disolver manifestaciones. También se utilizó la legislación antiterrorista para restringir la libertad de expresión. Se incrementó el número de devoluciones de personas refugiadas o solicitantes de asilo a países en los que corrían riesgo de sufrir violaciones graves de derechos humanos. Estas devoluciones, que amenazan la vida, la libertad o la integridad física de las personas que las sufren, constituyen una violación flagrante de las obligaciones contraídas por Turquía en virtud del principio de no devolución… Seguían implementándose con lentitud las leyes destinadas a prevenir la violencia contra mujeres y niñas”.
El informe continúa: “defensores de los derechos humanos, escritores, periodistas y otras personas fueron procesados injustamente en virtud de leyes injustas y sometidos a decisiones arbitrarias de jueces y fiscales…También siguieron utilizándose otros artículos y leyes para limitar la libertad de expresión. Asimismo, los tribunales actuaron desproporcionadamente cerrando sitios web a causa de artículos que habían aparecido en ellos.
Seguía siendo peligroso expresar opiniones disidentes y varias personas recibieron amenazas de violencia por parte de individuos o grupos desconocidos… El ministro de Justicia, autorizó el procesamiento del escritor Temel Demirer por unas declaraciones en las que había señalado la responsabilidad del Estado en el asesinato del periodista y defensor de los derechos humanos Hrant Dink en 2007. (Si mañana hablara sobre el genocidio armenio en Turquía, me meten preso inmediatamente. Los turcos tienen como política el “negacionismo” –tanto interna como externa- de ese genocidio, a pesar de las irrefutables pruebas históricas.)
Nueve niños, todos ellos miembros del Coro Infantil del Municipio de Diyarbakir Yenisehir, fueron acusados formalmente en virtud del artículo 7.2 de la Ley Antiterrorista por cantar un himno en idioma kurdo, entre otras canciones, en un festival cultural. En la primera vista se retiraron los cargos contra ellos, pero seguía vigente una orden de detención dictada contra la directora del coro, Duygu Özge Bayar…”
La labor de los defensores y defensoras de los derechos humanos, agrega el informe, se vio dificultada por procesos judiciales injustificados, y algunos destacados defensores fueron blanco regular de investigaciones criminales. Por ejemplo, Orhan Kemal Cengiz recibió amenazas por haber asumido la defensa legal de las familias de tres hombres asesinados en un ataque lanzado contra una editorial cristiana de Malatya en 2007. Ethem Açıkalın, director de la Asociación de Derechos Humanos en la ciudad de Adana, fue procesado en virtud de la legislación antiterrorista después de asistir a una conferencia de prensa sobre una presunta ejecución extrajudicial.
Algunas manifestaciones fueron prohibidas sin fundamento. Las que se celebraron sin permiso, especialmente en la región del sureste, con mayoría de población kurda, fueron disueltas con fuerza excesiva… Los enfrentamientos, en los que la policía utilizó balas de plástico y munición real, se saldaron con muertos y heridos. Se detuvo a niños en centros de detención para adultos…
En el sureste de Turquía no se autorizó la fiesta tradicional del Newroz (en kurdo) que marcaba el equinoccio del 21 de marzo, y que era celebrada especialmente por la comunidad kurda. Personas que habían participado en manifestaciones no autorizadas eran golpeadas por funcionarios encargados de hacer cumplir la ley. En unas imágenes retransmitidas por televisión pudo verse cómo tales funcionarios maltrataban a C.E., de 15 años, al detenerlo durante una manifestación en la ciudad de Hakkari. Sin embargo, posteriormente un fiscal desestimó la denuncia. C.E. fue procesado por su participación en la manifestación… Asimismo, se reprimió una celebración por el 1ero. de mayo.
En octubre, en las provincias del sur y este de Turquía se celebraron manifestaciones en protesta por los presuntos malos tratos contra el dirigente encarcelado del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) Abdullah Öcalan. Según los informes, más de un centenar de niños fueron acusados de delitos que conllevaban penas de cárcel de más de 20 años en relación con las manifestaciones… en virtud de leyes antiterroristas.
De otro lado, Murat Işıkırık fue condenado a siete años de prisión por haber participado en el funeral de un miembro del PKK. Otro, Selahattin Ökten fue condenado a cadena perpetua por declaraciones de un testigo presuntamente obtenidas mediante tortura.
Por otra parte, acaba de realizarse un referendo en Turquía, para realizar 26 enmiendas a la Constitución y democratizar el país. Pero no nos engañemos, la oposición ha señalado que dichos cambios no mejorarán los derechos de las minorías étnicas.
Embajador turco, no grato
Hace pocos meses llegó a Lima, el bisoño diplomático Namik Güner Erpul, como primer embajador turco en el Perú y lo primero que hizo –siguiendo la tradición de su país de no respetar los derechos humanos y en especial la libertad de prensa- fue enfrentarse al suscrito por haber escrito a favor de la causas armenia y últimamente la kurda, denunciando las atrocidades turcas contra esos pueblos. Lo peor de todo es que está pretendiendo coactar mi libertad de expresión y, además, lo hago responsable si sucede alguna acción que afecte mi integridad física y la de mi familia.
El embajador Namik Güner Erpul debe saber que en el Perú existe una irrestricta libertad de expresión y una democracia plena, lo que lamentablemente no puedo decir lo mismo de su país. Su arrogancia y soberbia es nefasta y sepa que nadie le va a rendir pleitesía. Compórtese como un diplomático y no como un verdugo de la libertad de opinión. Las ideas se combaten con ideas.
(Artículo completo enviado a La Razón)
*Periodista. Miembro de la Prensa Extranjera
Email: sanchez-serra9416@hotmail
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