Publicado en el diario El Peruano, el 7 de Noviembre de 2009
RESCATANDO VALORES EN NUESTRO FÚTBOL PROFESIONAL
Acabemos con las barras criminales
Ricardo Sánchez-Serra*
Ha tenido que fallecer otra víctima para que se ponga nuevamente sobre el tapete el debate sobre qué hacer con las llamadas “barras bravas” del fútbol profesional.
Como bien expresa el ministro del Interior, Octavio Salazar, la solución a este problema no es meramente policial.
Estos “hooligans”, para nombrarlos con el término utilizado en Inglaterra, son un reflejo de la violencia que azota la sociedad, por lo que hay que enfrentarlos integralmente en los ámbitos, educacional, deportivo, judicial, etcétera.
Gran responsabilidad de este problema social la tienen los dirigentes de los clubes, quienes, año tras año, han venido alimentando al monstruo, para alentar enfermizamente a su equipo, con ánimo más lucrativo que deportivo.
El resultado de esta conducta es que han azuzado el terror como método en grupos radicales despersonalizados, que no entienden de orden, autoridad y menos obediencia, perdiéndose todo control sobre ellos.
Agudizado el problema, ¿cómo se les debe combatir? Desconociéndolos, por tanto, quitándoles las entradas gratuitas a las que están acostumbrados.
Otra medida podría ser lo que se ha propuesto, el empadronamiento, pero también con asiento fijo –con nombre propio para su identificación– como sucede en Italia.
Los dirigentes deportivos deben ser responsables judicialmente por los actos de sus barras. Inclusive, puede darse el caso de que los partidos se jueguen a puerta cerrada o quitarles puntos al club, hasta que cese la violencia.
En el ámbito estrictamente deportivo, los clubes de menores deben comenzar a educar a sus alumnos, para que sean respetuosos con el rival, que destierren los insultos y las agresiones verbales, que acaten las decisiones de los árbitros por más erróneas que sean.
Estos últimos, los jueces de la cancha, cuyos fallos equivocados son germen de violencia, deben prepararse mejor, ser en verdad imparciales y la FIFA debe permitir la ayuda de videos en caso de juicios dudosos.
Los entrenadores deben dar ejemplo de comportamiento, no apelar a recursos vedados, a la patada artera para eliminar al adversario. Hasta se han dado casos de entrenadores que aplican vergonzosamente el antifútbol.
Está claro que el fútbol no es un deporte de señoritas, pero hay que tomar medidas drásticas para desterrar la violencia, la matonería.
Es positiva, igualmente, la iniciativa de colocar videocámaras en los estadios para detectar a los facinerosos.
Las bravuconadas y agresiones criminales, definitivamente, deben ser castigadas con todo el peso de la ley. Como señala el ministro Salazar, deben caer en la jurisdicción del Poder Judicial.
Sembrar el terror, atacar la propiedad privada, robar, asaltar, agredir y llegar al homicidio son acciones que no deben quedar impunes.
El Estado tiene que aumentar las penas, para que estos delincuentes pasen un buen tiempo en la cárcel.
Todo ello va a permitir que el fútbol vuelva a ser un espectáculo y que las familias regresen a los estadios para disfrutar de su deporte favorito.
*Periodista miembro de la Asociación de Prensa Extranjera
Blog: http://rsanchezserra.blogspot.com/
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