Publicado en el diario El Peruano, de Lima-Perú, el 24 de Noviembre de 2009
Bienvenidos a casa
Ricardo Sánchez-Serra
Un importante paso hacia la unión de los cristianos constituye la aprobación, por parte de el Vaticano, de la Constitución Apostólica “Anglicanorum coetibus” para acoger a los anglicanos.
Como es conocido, los anglicanos surgen a raíz de que el papa Clemente VII se negó en 1534 a anular el matrimonio de Enrique VIII con Catalina de Aragón.
El rey inglés es excomulgado, se separa de la Iglesia Católica y, en represalia, se autoproclama jefe de la iglesia de Inglaterra.
Ordenó que todos los obispos y sacerdotes rechacen la jurisdicción del Papa y los que se negaron fueron martirizados, como el obispo San Juan Fisher y Santo Tomás Moro.
Posteriormente, el gran dilema fue nombrar al arzobispo de Canterbury para que se convierta en la primera autoridad religiosa, pues los obispos sólo eran nombrados por el Papa.
Isabel I escogió a Matthew Parker para que fuera consagrado por un obispo desertor del catolicismo y así comenzó la jerarquía y la sucesión en dicha iglesia.
Hoy los anglicanos tienen 73 millones de miembros distribuidos en todo el mundo, siendo más numerosos en Gran Bretaña y en los países de la ex Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth).
Están organizados en provincias eclesiásticas, y si bien hay un respeto por el arzobispo de Canterbury (en la actualidad el doctor Rowan Williams), éstas son autónomas.
Hoy, más de 500 mil anglicanos, especialmente de África, Australia y Gran Bretaña, y en menor grado de Estados Unidos, miembros de la Comunión Anglicana Tradicional, y de Forward in Faith (Avanzar en la Fe), han solicitado volver a la comunión con la Iglesia Católica.
Motivan este deseo su rechazo a la ordenación de mujeres sacerdotes y al nombramiento de una obispa, a la unión entre personas del mismo sexo, dispuesta por la Iglesia Anglicana de Canadá.
Se oponen, igualmente, a la consagración de obispos homosexuales, autorizada por la Iglesia Episcopal -anglicana– de Estados Unidos (en la que se encuentra el ex padre Alberto Cutié), y que tenían que acatar sin objeción de conciencia.
La Constitución Apostólica –resultado del pedido de los anglicanos al papa Benedicto XVI– dispone la creación de “Ordinariatos Personales”, que permite mantener elementos del patrimonio espiritual y litúrgico anglicano, y la aceptación de clérigos casados. Cabe destacar que ello no cambia el celibato sacerdotal católico.
La conversión de los anglicanos deberá ser por escrito, adhiriéndose al catecismo de la Iglesia Católica. Serán ordenados presbíteros. Aceptarán el primado del Papa.
El Vaticano evaluará uno por uno el caso de los sacerdotes casados, mientras que los no casados tendrán que acatar el celibato. Los antiguos anglicanos serán reagrupados en diócesis especiales.
Queda en el tintero la situación de los sacerdotes católicos que se pasaron al anglicanismo para casarse, ¿serán readmitidos? Parece que no.
Si bien católicos y anglicanos están unidos en lo esencial, existen diferencias de fondo como la doctrina de la transubstanciación, los dogmas de la Inmaculada Concepción y la asunción de la Virgen.
Sobre el aborto, en el anglicanismo no se acepta como una opción moral, salvo en circunstancias excepcionales. Además, aceptan el divorcio. Y, ¿cómo quedan los curas divorciados vueltos a casar?
Es seguro que la sabiduría vaticana tiene resueltas tales inquietudes.
Periodista.
Miembro de la Asociación de Prensa Extranjera.
Blog: http://rsanchezserra.blogspot.com/
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