Publicado en el diario El Peruano, de Lima-Perú el 2 de setiembre de 2009
Esperanza de vida
Ricardo Sánchez-Serra
Gracias a la Ciudad de los Niños miles de chicos han sido salvados de la violencia en las calles, se les ha protegido del comercio de las drogas y de la explotación en el trabajo infantil.
Este hogar, administrado por los Hermanos Franciscanos Capuchinos, es la protección de muchos niños abandonados o semiabandonados que reciben educación con valores y se les brinda formación espiritual, alimentación, educación, salud, vivienda y vestido durante su tiempo de permanencia.
Los ejercitan, asimismo, para que adquieran buenas costumbres, se esmeren en la limpieza y aprendan a ser ordenados. Les dan una formación laboral que les permite valerse por sí mismos con un trabajo y un salario digno, como la instrucción en carpintería, zapatería, cocina, panadería y granja, entre otros oficios.
Actualmente, son 600 niños que viven bajo la protección de la citada orden religiosa, cuya obra empezó hace 50 años el fraile Francisco Menasso de la Riva Ligure, más conocido como el "padre Iluminato", a quien muchos lo recuerdan pidiendo limosna –para alimentar a los niños– al borde de la carretera Panamericana, con su peculiar sombrero de paja.
Los capuchinos no se dan abasto para cumplir con los niños, por lo que realizan diversas actividades para recolectar fondos. Una de ellas es el "IX Té de la Esperanza", que se realizará el próximo 7 de setiembre y en las que se espera que muchos apoyen tan loable actividad.
Gracias a su colaboración, esos niños no estarán expuestos a la intemperie ni a los robos, ni a secuestros, ni inhalarán gases tóxicos, no serán más "niños de la calle", ni "pajaritos fruteros", ni "terokaleros". Y, sin duda alguna, Dios recompensará generosamente a los bienhechores.
Periodista. Miembro de la Asociación de Prensa Extranjera
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