Publicado en el diario La Razón, el 29 de setiembre de 2009
El Látigo del Rufus
Ricardo Sánchez-Serra (*)
Hablar de educación en el Perú es harto difícil. Lo es porque no están sentadas las bases de un verdadero desarrollo educativo en el Perú que permita al estudiante escolar secundario, ser el agente de su propia educación, tal como lo señalara en su oportunidad ese gran pedagogo y filósofo peruano, Carlos Cueto Fernandini.
Cueto solía decir que la crisis educativa partía de la idea de que al niño hay que “formarlo” para que sea adulto, “según las formas propias de la cultura adulta”. Por eso afirmaba, “los jóvenes estaban confinados en un sistema criticado pero no explicado, demolido pero no rehecho”.
Y así, el niño va creciendo con los defectos propios del sistema educativo que lo hará vulnerable cuando adquiera la mayoría de edad y tenga que enfrentarse con el lado poco amable de la vida.
Hoy en día, las empresas buscan competitividad en todo el sentido de la palabra, lo cual involucra, claro está, el lado educativo que tenga el postulante a un puesto de trabajo. No debe dejarse de señalar que son las empresas las que se benefician de la educación a través de los recursos humanos que egresan de ellas y que las empresas emplearán para mejorar su productividad y darle valor agregado a su producción.
Así, los programas de responsabilidad social han cobrado singular importancia hoy en día, pues permite a las empresas ayudar a través de una serie de mecanismos a comunidades del entorno de las mismas, lo que supone un apoyo que permite mejorar a éstas, permitiéndoles desarrollar a largo plazo.
La educación si bien comienza en el colegio, debe continuar en la Iglesia y alimentada y robustecida por los medios de comunicación, que se refleje en la conducta de las instituciones de la sociedad civil, en la de sus dirigentes y sobre todo en la de sus gobernantes.
No debe verse a la educación como un gasto sino como una inversión, de manera que se distribuya con criterio prioritario para la promoción del desarrollo con especial énfasis en las zonas rurales y de frontera.
Todos hemos crecido bajo el supuesto de que el único responsable de invertir en educación es el Estado, por ello, es menester cambiar este paradigma de manera que las instituciones sociales y las empresas asuman su participación en forma más proactiva en el proceso educativo, que permita formar ciudadanos con identidad, cultura cívica y profesionales de excelencia acordes a las exigencias de la globalización.
El CADE de la educación que organizó el Instituto Peruano de Acción Empresarial (IPAE) el pasado 23 de setiembre en su sede de Pueblo Libre, abordó precisamente aspectos a la problemática educativa peruana desde la óptica de reconocidos intelectuales y personalidades vinculadas al sector, además de destacados empresarios peruanos y extranjeros, así como analistas de EE UU, Brasil, Chile y Colombia, que explicaron cómo funcionan las alianzas exitosas entre Estado, educación y empresa.
La idea del CADE de la Educación que preside el distinguido psicólogo Roberto Lerner, es no exponer nuevas metodologías, sino contar lo que se está haciendo en el mundo y en casos concretos como en Colombia, por ejemplo, donde está el proyecto Empresarios por la educación. Lo que se busca con este evento promovido por IPAE es la promoción de diferentes tipos de escuelas y alianzas para generar respuestas a las necesidades de las empresas.
Además, se habló en el foro de cómo la academia e institutos tienen que generar una puerta revolvente con las empresas. En el país se tiene que repatriar talento. En esto hay experiencias en el campo de la biotecnología, donde se están haciendo alianzas con empresas agroindustriales que permitirán producir una mayor competitividad.
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(*) Periodista. Miembro de la Asociación de Prensa Extranjera.
Email: sanchez-serra9416@hotmail.com / Blog: http://rsanchezserra.blogspot.com
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