Publicado en el diario El Peruano, de Lima-Perú, el 27 de agosto de 2009
Todo empezó en Polonia
Ricardo Sánchez-Serra
Periodista (*)
En la historia del mundo existen dos fechas importantes, cuyo centro fue Polonia. Un aciago 1 de septiembre de 1939, las fuerzas nazis de Adolfo Hitler invadieron ese país y empezó la Segunda Guerra Mundial. En setiembre de 1980 se creó el sindicato independiente Solidaridad –con el carismático líder Lech Walesa– que puso en jaque al régimen comunista soviético y cuyo desplome se consumó nueve años después, poco antes de la caída del Muro de Berlín.
El plan alemán “Caso Blanco” con la ofensiva blitzkrieg o guerra relámpago, acabó en 27 días con la heroica defensa polaca. Los nazis destruyeron el 80 por ciento de las ciudades y mataron a más de 12 millones de polacos –en esa época había 35 millones– con la complicidad de la Unión Soviética (Pacto Ribbentrop-Molotov), que intervino en la matanza de los bosques de Katyn, asesinando a más de 22 mil oficiales polacos y prisioneros en general. Asimismo, empezó el Holocausto en los tristemente célebres campos de la muerte de Auschwitz-Birkenau, donde perecieron más de tres millones de personas, en su mayoría judíos. También hubo aniquilamientos de judíos en el gueto de Varsovia por parte de las tropas nazis.
Muchos polacos escaparon –formaron un gobierno en el exilio– y sirvieron en las fuerzas armadas aliadas, destacando en los escuadrones aéreos de Inglaterra, Estados Unidos y en el Ejército francés. Paradójicamente, después del triunfo de los aliados sobre la Alemania nazi, los soldados polacos no fueron invitados a los desfiles de la victoria celebrados en 1945, en Moscú y Londres.
Mientras tanto, Polonia cayó en la opresión comunista soviética, que duró 44 años. Es decir, hasta que surgió el heroico sindicato Solidaridad y su perseverante lucha por la libertad, que trascendió todos los rincones soviéticos y remeció al comunismo. Todo ello, asimismo, por qué no decirlo, “gracias a la tenacidad de otro polaco, Karol Wojtyla, el papa Juan Pablo II, quien impulsó la caída del Muro de Berlín y de la Unión Soviética, así como la reunificación de Alemania, la ampliación de la OTAN y la integración pacífica del mundo actual”. Así lo afirmó el ex canciller polaco Wladyslaw Bartoszewski, subrayando que “es nuestra especial contribución a la familia de los estados democráticos del mundo.”
(*) Miembro de la Asociación de Prensa Extranjera.
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