Publicado en el diario El Peruano, de Lima-Perú, el 10 de marzo de 2009
NUEVO ENVIADO ESPECIAL PARA EL SAHARA OCCIDENTAL
Ricardo Sánchez-Serra
Periodista
Miembro de la Asociación de Prensa Extranjera
La República Árabe Saharaui Democrática acaba de conmemorar el 33° aniversario de su creación, en medio de una gran esperanza por lograr el derecho a la autodeterminación de su pueblo. Recordemos que el 70% de su territorio está invadido por Marruecos, desde 1975.
El derecho internacional y la Organización de Naciones Unidas (ONU) respaldan la libre determinación e independencia de la nación saharaui, que incluso cuenta con la trascendental sentencia de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, que señala que no existe “ningún vínculo de soberanía territorial entre el territorio del Sahara Occidental y el Reino de Marruecos”. Además, ningún país reconoce la ocupación de Marruecos sobre el Sahara Occidental.
Dos hechos han alentado la esperanza saharaui. Uno, el cambio de gobierno en Estados Unidos de América; y el otro, el nuevo enviado especial del secretario general de la ONU para el Sahara Occidental, Christopher Ross, diplomático conocedor del mundo árabe y que habla su idioma a la perfección.
Ross reemplazó al holandés Peter van Walsum, quien fue destituido por unas desafortunadas declaraciones: que la independencia del Sahara Occidental era “poco realista”, porque no existe presión internacional sobre Marruecos para que abandone el territorio.
Se espera que la comunidad internacional ejerza la presión necesaria para que el Sahara Occidental, última colonia de África y de habla española, recobre la independencia mediante un referéndum con el auspicio de la ONU. Para ello, tanto Francia como Estados Unidos tienen la llave y, en menor medida, España. Estas tres naciones apoyan a Rabat –que incluso está acusado de violar los derechos humanos y de expoliar el territorio saharauí– por intereses comerciales y ventas millonarias de armas.
Ross se encuentra en una gira que lo ha llevado a Argelia, los campos de refugiados saharauíes, Marruecos y España; le falta visitar Francia y Estados Unidos, para intercambiar puntos de vista y buscar los medios para reactivar las negociaciones.
Desde 1991, dos enviados especiales de la ONU han fracasado. Ross es la última oportunidad de este organismo para solucionar pacíficamente el conflicto, pues la intransigencia marroquí y la impaciencia de los jóvenes saharauis abonan para el reinicio de una guerra que puede evitarse.
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